Llull se destapa en un triunfo vital del Madrid
Sumó 18 puntos y 7 asistencias Gran defensa del equipo blanco
Reeditar una fi nal y volver a ganarla, reactiva a cualquiera, aunque solo se trate del Top-16. Triunfo vital en el grupo de la muerte y triunfo de prestigio, de los que no iba sobrado el Madrid este curso. Llegaba de tropezar ante el Barça, y ante otros grandes europeos. Victoria además con Llull desatado pese a sus limitaciones físicas. Bien arropado por Ayón y Reyes y por los chispazos de Sergio.
Prueben a tragar un bocadillo de polvorones a palo seco. Medirse al Olympiacos viene a ser una experiencia similar. Un mal trago. Pero los de El Pireo no andan finos, no con el balón en las manos, lo que hizo también que sufrieran graves desconexiones atrás que decantaron el duelo. El Madrid mostró una intensidad defensiva, ¡por fi n!, a la altura del enemigo y en ataque supo masticar lo que le echaran.
Papapetrou, un alero alto de tremendo futuro, dio juego como interior y la reaparición de Lojeski sentó bien a los griegos. Los peores minutos blancos, ya en el segundo cuarto, coincidieron con Thompkins y Willy en pista. Aunque para ser justos, lo que pesó fue la ausencia de Ayón y de Reyes. Determinantes, como Carroll entonces. Los tres coincidieron en cancha para cerrar la primera parte con una docena de puntos: 12-2 de parcial.
El tercer periodo cogió a ambos equipos con la boca llena. Ya saben, de mantecados con pan. Una pasta imposible de deglutir. Instantes de espesura hasta que apareció la frescura del Chacho. Pim- pam de Sergio y pum de Llull. Tres triples que lanzaron al campeón frente el mejor equipo de la década. Ayón y Reyes también andaban por ahí y la renta tocó los 18 puntos (61-43). Gran defensa sobre Spanoulis. Bien perseguido por todos, y bien perseguido por Taylor. Labor útil en ausencia de Maciulis. Por si quedaban cosas que aclarar, Llull embocó una mandarina suprema desde… diez metros. Luego metió otro tirazo, ese ya como dictan los cánones. Y no anda bien del todo, pero la garra y la clase siguen intactas. “Cómo no te voy a querer, si me hiciste campeón de Europa…”, volvió a cantar la grada. Al final, dos peros: las molestias del Chacho, que tendrá que parar, y la diferencia de puntos, que bajó a 12. Cosas del grupo de la muerte. Toca sufrir.