AS (Las Palmas)

Una casta insuperabl­e

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En contra. Fue de esos partidos en los que todo se le puso en contra al Atlético. El equipo de Simeone jugó un buen partido y en dos zarpazos de calidad el Barcelona se llevó el encuentro. Pudo empatar estando con uno menos pero el remate de Griezmann lo salvó milagrosam­ente Bravo. Careció de esas dosis de fortuna que hace falta en los momentos decisivos. Y le faltó cabeza a Godín a la hora de entrar a Luis Suárez en la jugada de la expulsión, justo cuando el Atleti se encontraba cómodo y tenía al Barcelona con la sensación de que cualquier cosa podía pasar. También el Atleti tuvo que luchar con la diferente vara de medir de Undiano Mallenco, quien tiene fama de acobardars­e con los grandes. Entre unas cosas y otras, calidad del rival, errores propios y ajenos, el Atlético perdió un partido en el que podía haber sacado mucho más.

Asombro. Luis Enrique fue de esos jugadores que nunca se arrugó y que no se perdía ni una cuando había gran intensidad en el terreno de juego. Mientras escribo esto me entra risa al escuchar al técnico azulgrana decir que se asustó con la entrada de Filipe a Messi. Luis Enrique lleva toda la vida en el fútbol y le conocemos. Ha jugado partidos de tanta importanci­a que nos lo tomaremos a broma. La entrada fue dura, pero con balón de por medio. Undiano sacó la roja y la impresión general en este mundo nuestro del fútbol es que si hubiese sucedido al revés hubiese sacado una amarilla y todos a jugar. Es imposible imaginarse un Barcelona con 9 en el Calderón.

Hemeroteca. Undiano iba para figura del arbitraje... Se quedó en ello. Jamás olvidaré cómo hace un par de temporadas en un Atlético-Barcelona con la Supercopa de España en jue- go no tuvo narices para expulsar a Busquets en el Calderón. Con 1-0 el internacio­nal hizo una falta en el centro del campo cortando una contra rojiblanca. Undiano no le sacó la segunda amarilla a Busquets ante la incredulid­ad general y siguió en el campo. Es preferible árbitros que todos consideram­os como malos que árbitros así. Gran parte de la afición le pide a Cerezo que deje esa benevolenc­ia que suele tener con los colegiados.

Las redes. Las redes sociales echaban humo ayer al mostrar una plancha de Messi a Moyá en un partido de la pasada temporada. El argentino le puso la bota en la cara al meta en un balón al que ya no podía llegar. No pasó afortunada­mente nada. Nadie se asustó entonces... Los aficionado­s rojiblanco­s recordaron ayer que entonces Messi siguió jugando en el campo. Conviene ver la imagen.

Lucha. Dejando a un lado esa doble vara de medir, el Atlético vendió cara la derrota y la afición se sintió orgullosa de un equipo que nunca se rindió, ni cuando se quedó con diez ni con nueve. El partido puso de manifiesto que hay gente como Saúl o Carrasco que crecen a pasos agigantado­s, que el equipo no le tiene miedo a nadie y que seguirá peleando como hasta ahora. La Liga es larga, muy larga y nada está ni perdido ni ganado. El Atlético se dejó los tres puntos en Barcelona, gente expulsada y lesionada, pero regresó con la mirada al frente, con ganas de lucha, de revancha futbolísti­ca.

Augusto. El Atlético fichó a Augusto como recambio de Tiago y ayer se lesionó. Esperemos que los malos presagios se queden sólo en eso. El Atleti es una casta insuperabl­e. Y seguirá peleando contra todo.

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