Hamilton tiene a raya a Rosberg

Le pincho a Rosberg y no sangra. Y eso es lo que realmente me preocupa, porque el alemán es lo último a lo que agarrarnos para evitar el paseo triunfal de Hamilton en un Mundial que podría perder todo su gas de aquí a unas semanas. ¿Realmente no pudo meterle el coche a Lewis cuando éste cometió un error y se fue largo en la trazada? ¿De verdad no pudo intentar algo más al verse a sólo un par de décimas del Mercedes rival cuando quedaban seis vueltas para el final en Hungaroring? Me enfada que la pole no permitiera a Rosberg aspirar a la victoria en Hungría, donde por más años que pasen nos seguimos sintiendo como en casa. Fue allí donde llegó la primera victoria de Alonso en la F-1. En 2003. Ya 13 años. ¿Lejos? Me da que demasiado.

Le pellizco a Rosberg y no reacciona. Da igual que Hamilton le birle el control de la carrera en la primera curva, que esté en zona de DRS para adelantar al británico y no lo aproveche, que Lewis le arrebate el liderato sin apenas despeinarse y tras una primera mitad de Mundial en la que al inglés le llovieron las críticas por dedicarse a todo menos a la Fórmula 1.

Menos mal que Lewis tiene esas distracciones, se llamen perro (Roscoe), cantante/ amiga/másqueamiga/ famosa (Rihanna), discoteca neoyorquina de postín (1 OAK), fiestón en Bahrain (aquellas fotos fumando shisha) o modelo/amiga/ másqueamiga/famosa (Barbara Palvin). De no tenerlas, el Mundial ya estaría decidido. Y nos aburriríamos aún más. Lo sabe hasta Nico.