Una Liga de tan sólo 24 jornadas

Los cinco últimos minutos fueron un drama para el Barça. Alba y Piqué se echaron al suelo. El gemelo del lateral y el tobillo del central dijeron basta. La salida de Mariano excitó a Mascherano y Busquets se desgañitaba pidiendo calma. Ya no había fuerzas para más. El depósito se había vaciado y sólo quedaba fuerza para intentar resistir. No pudo ser y volaron dos puntos más del Camp Nou esta temporada, algo que comienza a ser una costumbre (antes empataron Atlético y Málaga y ganó el Alavés).

El Barça enlaza tres partidos seguidos sin ganar. Raro. Es verdad que el equipo se agarró a la disciplina de equipo y a la potencia del tridente para tratar de gobernar la primera parte. No fue para nada suficiente. No pudieron desperezarse de una actuación muy previsible. Ya cuando salió Iniesta la cosa fue diferente. El equipo recobró sensaciones y comenzó a hacer volar la bola. Estuvo lejos de añoradas exhibiciones, pero el culé se sentía feliz viendo a su capitán pilotando con frescura. Pero entonces se acabó la energía y pasó lo de siempre, lo que bien conoce históricamente el aficionado del Barça: el Madrid siempre está vivo y más cuando tus delanteros perdonan el segundo gol (Neymar y Messi lo tuvieron en sus botas). No hay más. Comienza una Liga, otra nueva de 24 partidos, en la que deberán remar mucho para revalidar el campeonato. Será complicado.