“Era imposible correr, el asfalto estaba inundado”
La carrera se suspendió por una tromba de agua
Era impracticable, el asfalto estaba totalmente inundado y no se podía correr”, decía compungido Martín Fiz, padrino de la Maratón de Málaga, que tuvo que ser cancelada por la tromba de lluvia que cayó en la ciudad andaluza ayer. “La organización hizo bien en suspender, porque había viento y lluvia. Correr se podía convertir en un peligro, sobre todo para los neófitos. Había riesgo de accidentes, caídas, hipotermias… La decisión es normal y coherente”, continuaba el maratoniano alavés, que iba a acompañar al malagueño Javier Díaz Carretero.
La ciudad estaba en alerta roja. Buses cubiertos por agua, escaleras convertidas en cataratas y más de medio metro de inundación en la calzada daban la razón a Fiz, pese a la contrariedad de algunos (pocos) de los 5.000 participantes, que habían venido de toda Europa para correr los 42.195 metros. Fiz continuaba: “Hay quien no lo veía claro y sí es una faena tanto para los que la han preparado y se han pagado viajes, como para la organización, que sufre un palo anímico muy fuerte. Pero es que cuando ves las imágenes es imposible”.
Desde Octagon, empresa organizadora, David Serrahima asevera: “La decisión nos vino impuesta por las instituciones y la respetamos por motivos obvios. La policía y protección civil debía emplearse en causas mayores”. Ahora se estudia la manera de compensar el perjuicio sufrido por los corredores. “Nosotros hemos propuesto que les inviten para próximas ediciones”, relata Fiz.