Gazzaniga salvó el primer triunfo del Rayo de Baraja
Sale del descenso a costa de un Alcorcón que no gana fuera
Escampó la tormenta para el Rayo y Baraja consiguió su primera victoria al frente de la Franja. Al fin salía el sol, después de cuatro jornadas sin ganar y de caer a zona de barro y lodos. Los vallecanos salen del descenso y ahondan en la mala racha del Alcorcón como visitante (no ha vencido lejos de Santo Domingo), esa que está desluciendo el ‘efecto Velázquez’.
Llegaron más despiertos los alfareros a su cita matinal. David Rodríguez dio el toque de diana a los seis minutos y obligó a Gazzaniga a atajar un peligroso disparo en un mano a mano. Los visitantes estaban bien plantados, lo que retrasó la primera ocasión franjirroja hasta el 19’, con un zurdazo de Quini que se dio de bruces con la mano de Dmitrovic. Si el peligro amarillo llegaba por el costado izquierdo (Zé evitó que fructificase un tiro de Toribio, tras el pase atrás de un notable Martín Luque), Ebert era quien más inquietaba al rival. El alemán enganchó un zurdazo que repelió el meta serbio. El Rayo trataba de tejer jugadas, pero su rival estaba atento buscando el error o en su defecto provocándolo presionando. Hubo tiempo incluso para la polémica: el Alcorcón reclamó penalti de Quini sobre Martín Luque (38’).
Cual déjà vu, así arrancó la segunda mitad. Uno contra uno de David Rodríguez y Gazzaniga, en el que el portero salía victorioso. Ahí despertó el Rayo. Un soberbio centro de Ebert desde la derecha encontró la testa de Guerra que ponía el 1-0. Segunda diana del curso y otra víctima madrileña (marcó al Getafe también). Ahí se acrecentó la figura local a medida que la visitante empequeñecía. Mientras Álex Moreno, Guerra y Miku amenazaban, Gazzaniga se ganaba la canonización (firmó el partido perfecto, parando lo imparable) deteniendo un disparo a quemarropa de Pablo Pérez (65’).
El partido se convertía en una ruleta rusa. El Alcorcón se volcó en el área rival y llegó el momento de Baena (volvió 228 días después de romperse el cruzado) para contener a los amarillos y defender el botín. Entonces, irrumpió Cristaldo, con un tiro cruzado, y puso el 2-0. Los locales respiraban. Así, de pronto, las nubes levantaron y el futuro pinta un poco menos gris.