Randolph y Llull asaltan la guarida del Olympiacos
El Madrid gana un duelo de Final Four y será primero o segundo
Un parcial de 15-30 en doce minutos puso al Madrid nueve arriba ya en el último cuarto (63-72). Entre Randolph y Llull metieron 42 puntos para tomar El Pireo. Los de Laso mantienen el pulso con el CSKA. Printezis no jugó y Lojeski se lesionó al final.
El Madrid puso fin a la resaca copera. Y lo hizo con un puñetazo en la mesa en un duelo de altura, de esos con rango de final: primero contra tercero, y ganó el líder, el Madrid, en territorio comanche, en la guarida del Olympiacos. Actuación completísima, de menos a más con un parcial de 15-30 que le elevó nueve arriba: 63-72.
Llull y Randolph acaudillaron el asalto a El Pireo y Draper se rehabilitó para la acción. Defendió a Spanoulis y volvió a meter esa mano a ras de pista en el bote del rival que le ha dado gloria como jugador de equipo. A dos jornadas del final los de Laso ya saben que serán primeros o segundos. El pulso con el CSKA se mantiene.
La primera parte fue un bonito intercambio de mamporros baloncestísticos. Cada uno con las armas que encontraba a su alcance, aunque los dos con pérdidas (más el Madrid, nueve) y ambos con escaso acierto en el triple. El Olympiacos hacía pupa bajo el aro, con un Ayón batido por los 213 centímetros de Milutinov. Hasta diez rebotes ofensivos atrapaban los locales en la media parte mientras Maciulis intentaba dar réplica. Una ventaja que le reportaba por entonces seis tiros de campo más. Gran labor de un Papanikolaou cada vez más fino, como el de antes de fichar por el Barça. El marcador proyectaba, sin embargo, un empate a 37. ¿El motivo? Que el Madrid corría por la capacidad de intimidación de Randolph. Puso cuatro gorros, cambió tiros y esprintó para rematar siempre que pudo, incluido un mate de espaldas. Estuvo soberbio, centradísimo. Y luego clavó tiros imposibles. Otra dimensión.
El Real solo tuvo que controlar sus pérdidas (cuatro en los dos últimos actos) para volver a fluir en ataque. Siete puntos seguidos de un Llull tan calmado como letal dieron el primer gran empujón: 54-58. El segundo llevó la firma de Randolph mientras Hunter rajaba con sus continuaciones la zona griega. Draper y Doncic, además, permitían que El Increíble se diera un respiro para regresar con ahínco. El Olympiacos tuvo una última bala en la recámara (70-73), Spanoulis cargó el arma pero entre Llull y Randolph aplacaron su fuego. Un gran Madrid.