Un Getafe imperial se luce con goles de museo
Faurlin y Chuli, zurdazos por la escuadra. Pálido Córdoba
Faurlín es argentino, como Messi. Nació en Rosario, como Messi. Es zurdo, como Messi. Faurlín no es Messi pero lanzó una falta como si lo fuera. Chuli no es argentino. Tampoco es Messi, pero marcó un golazo que si Messi lo ve se lo pide prestado. A golazo limpio, el Getafe se deshizo de un Córdoba sin alma, sabe que todavía no ha hecho nada pero que puede conseguirlo todo: el ascenso.
El Getafe mandaba. No se notaba pero mandaba. Sólo daba fe de ello el contador de porcentajes de la televisión, pero el caso es que el Getafe mandaba. El Córdoba, como el Getafe: bien sin más.
En el 24’ Molina, a pase de Mora, dispuso de la primera gran ocasión, pero solo ante Kieszek puso el balón tan alto como una persona pueda elevar su mirada. Exactamente igual hizo Markovic en el 53’.
La tercera ocasión fue gol. Un libre directo que Faurlín tocó con su zurda y la coló cerca de la escuadra. En el 45’, el Córdoba estuvo a un milímetro de empatar, pues el remate en semifallo de Pedro Ríos superó a un sorprendido Alberto, pero con el portero batido apareció Cata Díaz sobre la línea de cal para alejar el balón. El único trance cordobés del partido.
En la segunda parte el partido no se refrescó y siguió igual. Mandando el Getafe, a su manera, pero mandando. Hasta que llegó el momento de Chuli. Un diestro de Huelva más chulo que un ocho que marcó un golazo con la zurda exactamente por la misma escuadra. El Coliseum se puso en pie para aplaudir. Luego nadie se sentó y se pusieron a hacer la ola. La felicidad tiene sus días y ayer cayó de pleno en Getafe.