Gaviria gana entre abanicos y es la nueva maglia rosa
El sprinter colombiano de 22 años remató el plan de Quick Step
Dormiré con la maglia rosa, nadie me va a sacar la camiseta durante el día de descanso. Se trata de la mayor victoria de mi trayectoria, y encima con el premio del liderato del Giro 100”. Fernando Gaviria, los ojos brillantes de felicidad, no cabía en sí de gozo. En la línea de meta de Cagliari le esperaban sus padres, José y María del Carmen, su hermana, Juliana, y su cuñado, Fabián. Se saltaron todos los controles para encontrarse con su “papi”, dieron botes de alegría y se abrazaron emocionados. En su debut en una grande, a los 22 años, Gaviria alcanzó de una tacada su primer triunfo (21 para Colombia en la ronda italiana) y el liderato del Giro. “Un sueño”, decía José entre sollozos.
El pelotón viajaba sobre aviso, pero aun así se produjeron abanicos. Pierre Rolland y Rohan Dennis, pillados, se dejaron sus opciones en la general. A falta de diez kilómetros para la llegada, Bob Jungels apretó en cabeza y el grupo se fracturó. Junto a él se marchó casi todo el Quick Step, que completó una crono por equipos para conducir protegido a su sprinter hasta Cagliari. Aunque Nathan Haas, atento al corte bueno, lo probó a 800 metros, Richeze le cogió la rueda y lanzó a Gaviria, que remató el perfecto trabajo de sus compañeros: “Fijamos como objetivo ganar un parcial antes de la primera jornada de reposo, para quitarnos presión y disfrutar. Los planes salieron de maravilla”.
Colombia. En la ceremonia del podio, Gaviria besó la maglia rosa, se enjugó las lágrimas con ella y no dudó en bañarse en champán. Se había convertido en el cuarto colombiano en enfundarse la prenda rosa. Sus compatriotas Rigoberto Urán y Nairo Quintana, en 2014, y Esteban Chaves, en 2016, la vistieron antes. Los tres, escaladores. “Quizá nadie imaginaba que irrumpiría un velocista procedente de Colombia, pero aquí estoy”. Y está para quedarse, con todo el futuro por delante, feliz: “De momento, ahora lo que me toca es celebrar”.