AS (Las Palmas)

La antítesis del Atlético

Llega el derbi de patrones tácticos más diferentes a cualquiera de los jugados en la era Simeone. El Atleti se lanzará al ataque, sin perder el mediocampo, con laterales altos y Griezmann entre líneas. Al Madrid no le conviene olvidar el ataque y la poses

- JAVIER SILLÉS

Papeles cambiados. Será el partido de las contradicc­iones. Un Atlético inflamado se lanzará al arrebato ante un Madrid más contenido bajo la sujeción de una ventaja que no se le puede escapar. Se espera a un equipo orgulloso que debe recuperar su identidad perdida en el Bernabéu.

Madrugará, ya sea con el 4-4-2 habitual o un 4-3-3 con Griezmann, Torres y Gameiro,

con genio para intimidar a los de Zidane. Ataque total.

Presión y presión. El Atleti no puede conceder al Madrid espacios para el desahogo. Simeone exigirá apretar la salida blanca para robar en campo madridista (65 recuperaci­ones por duelo). Gabi liderará las maniobras y todo el bloque atlético le seguirá. Casemiro, equivocado en varias acciones de la ida, obligado a no confundirs­e en la entrega.

Colonizaci­ón. Si el Atlético cumple este objetivo podrá desplegars­e en terreno de juego rival. Cometerá un error si vuelve a caer en la precipitac­ión y no conecta con Griezmann, desasistid­o hace una semana. Koke, Gabi, Saúl y Carrasco acumularon hasta 50 pérdidas. Deberá rebelarse contra su naturaleza. Nunca ha destacado el Atleti de Simeone por saber manejarse en espacios reducidos. Necesita que Carrasco genere y elija bien, algo que no siempre concuerda en su fútbol. También debe producir desde los laterales. El probable regreso de Juanfran airea el ala derecha y Filipe ambicionar­á ser el brazo ejecutor por la izquierda.

Partido de centrales. La actuación de Savic y Godín, borroso en la ida, concretará también las posibilida­des reales del Atlético. El riesgo lógico que tomará les expondrá en duelos individual­es con Benzema y el martillo de Cristiano. Están forzados a anticipars­e con destreza. Varane y Ramos, en el otro perfil, también contraerán competenci­as delicadas ante un rival que le intentará atropellar a base de centros y pases verticales.

Con la posesión. No le conviene al Madrid flirtear con el resultado. Un gol dejaría la semifinal casi imposible para los de Simeone. Administra­r el balón fatigaría al Atlético y rebajaría el calor atmosféric­o del Calderón. El 4-4-2, al que se ha entregado Zidane sólo tras la lesión de Bale, mejora al Madrid. Se advirtió en la ida. Tuvo el 61,5% de posesión y registró 257 pases más que su rival. Isco es clave entre líneas.

Amenaza. Donde no le alcanza el fútbol de construcci­ón pausada le queda la contra. El Madrid tramitó transicion­es que hicieron descarriar al Atleti en la ida. Parece que Cristiano ha rescatado su explosivid­ad y las balas auxiliares de Asensio y Lucas enriquecen la mudanza. Una marcha que puede acabar de liquidar el pundonor atlético.

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CUATRO CONTRA UNO. El Atleti pretenderá estrujar los movimiento­s de los jugadores del Madrid.

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