Madridista en son de paz para el derbi
Soy madridista desde la cuna, blanca de alma y corazón. He celebrado cada gol del Real Madrid. He animado partido tras partido. He saltado y gritado con cada victoria. He sentido cada título como si fuera también mío. Y lo seguiré haciendo siempre. Porque siempre volvería a elegir ser del Real Madrid. ¿Y por qué?
Porque somos una gran familia que permanece unida en los momentos más difíciles, que exige a los futbolistas, pero que sabe reconocer, valorar y agradecer su esfuerzo, lucha y dedicación.
Soy madridista, merengue y vikinga por el sentimiento que transmite el Real Madrid. Por la emoción que siento al contemplar el coliseo del fútbol: mi Santiago Bernabéu. Es el Real Madrid el que me ha enseñado a no rendirme nunca, que todo es posible, que con esfuerzo todo se puede lograr. Somos el mejor club del siglo XX y hemos levantado más Champions que nadie. Mi equipo es trabajo, garra, respeto, lucha hasta el pitido final, señorío y clase mundial. El Real Madrid es único.
Y aunque para mí no haya nada más grande que ser del Real Madrid, desde aquí digo también que el respeto siempre debe estar presente. Indios y vikingos, colchoneros y merengues, atléticos y madridistas... Somos rivales, pero no enemigos.
Creo además que siempre hemos dado un gran ejemplo a España, a Europa y al resto del mundo con nuestro sentimiento de hermandad. Tanto en Lisboa como en Milán no hubo ni un altercado. Recuerdo salir de San Siro feliz y emocionada y ver a madridistas consolando a atléticos. Todos unidos. Así debería ser siempre. Las dos aficiones debemos seguir dando esta lección de respeto al mundo. Juntos debemos seguir haciendo el nombre de Madrid más grande de lo que ya lo es. Sandra Arnáiz
Madrid