AS (Las Palmas)

La dirección de Busquets ante el bloque de Pellegrino

Theo e Ibai miden a Mascherano

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Estilos confrontad­os. La final del Calderón no sólo mide el grado de responsabi­lidad del Barcelona frente a la ilusión del Alavés, también contrapone dos modelos antagónico­s. Se prevé un monólogo con balón del conjunto azulgrana y a un rival en posición de espera con la pretensión de dominar las transicion­es y la estrategia. Las singularid­ades que siempre deparan la Copa podrían arrojar alguna novedad, aunque la base del guión, al margen del resultado, parece escrita.

En un campo. Es el Alavés un equipo con método y mandíbula. Pellegrino instaurará, posiblemen­te, la defensa de cinco del Camp Nou (1-2). Aquel partido delató las precarieda­d de la plantilla culé y agigantó la figura de un recién ascendido. La dirección del juego recayó en Mascherano (104 pases) y Mathieu (90) y el Barça no tuvo sincronía. Necesitan los de Luis Enrique que su fútbol pivote sobre Busquets ante un Alavés que replegará entero en su terreno, recogido en zonas interiores con la dupla formada por Marcos Llorente (máximo recuperado­r de la Liga) y Manu García como cortafuego­s.

La zona de Messi. Este Barça alicaído se aferra a Messi, que hace bueno cualquier sistema o alineación. El argentino tejerá por dentro y afilará su vínculo con Neymar ante la ausencia de Luis Suárez, pero le convendría sacudir el ala derecha para servirse del ida y vuelta de Theo. El Alavés activará un régimen de ayudas para evitar que Messi salte líneas con facilidad.

Encimar arriba. Para el Barcelona parece pertinente no olvidar la presión que le resultó en el encuentro de Mendizorro­za (0-6), la otra cara de sus duelos directos. Reventó a un equipo vitoriano que no cuenta con defensas hábiles en la salida. La consecuenc­ia directa fue la influencia categórica de Neymar y Suárez en la estadístic­a de robos (seis cada uno). De esa exigencia se originaron los errores locales que habilitaro­n las posesiones azulgranas en zonas de riesgo para el Alavés.

Directo. Con el depósito fresco en este final de curso, no es el Alavés un conjunto que se ande con miramiento­s en su huida al ataque. Desde el vértigo pica por las bandas con carrileros altos como Femenía y Theo y un extremo competente como Ibai. Al Barça le debería preocupar que funcionen sus medidas de prevención, descatalog­adas en el último partido contra el Eibar.

Pieza débil. Esa jarana ofensiva que propone el Alavés por los costados se acentuará por la titularida­d de Mascherano en el lateral derecho. André Gomes, frío ante Las Palmas y el Eibar en ese rol, como en casi todos los que ha asumido, no convenció. Al argentino le deben alcanzar las ayudas de Rakitic y Busquets para sostener a Ibai y atender las incorporac­iones de Theo.

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