Warriors: su nueva casa costará 1.000 millones
Se mudarán en 2019 ● La inversión ha sido íntegramente privada
Desde el downtown de San Francisco, con su cacofonía de música callejera y ruido de obras, se antoja normal el traslado de Golden State Warriors desde Oakland, a 19 kilómetros, a la ciudad que ha cedido parte de su encanto contracultural al torrente de dólares de Silicon Valley. Un mercado moderno y abierto al mundo para el equipo que debe a Stephen Curry y sus hazañas la reconversión de sus partidos en escaparate social para esa nueva alta sociedad tecnológica de La Bahía. En menos de dos años, San Francisco estrenará un pabellón cuya construcción absorberá más de 1.000 millones de dólares de inversión completamente privada.
En 2010 el multimillonario Joe Lacob lideró la compra por 450 millones de unos Warriors hoy valorados en 2.600 y que proyectan ser el equipo más rico de la NBA cuando se trasladen a la nueva joya de la corona con capacidad para 18.000 personas y espacio elástico: deporte, música, congresos... Los partidos de los Warriors apenas sumarán el 20% de unas 220 actividades anuales. El recinto se llamará Chase Center porque Morgan Chase firmó el mayor contrato de naming de la historia en Estados Unidos: casi 20 millones al año durante 20 años. Será totalmente interactivo (banda ancha, realidad virtual…) y ofrecerá una variedad de restaurantes que convertirá en prehistoria la noción del viejo aficionado con su perrito y su cerveza. “San Francisco era una ciudad de primera clase mundial sin un recinto de primera clase mundial”, dice Lacob.
Pero desde Bay Bridge, la mastodóntica arteria que une San Francisco con Oakland, se atisba una suerte de rapto de la esencia del equipo del otro lado del puente. Y en la zona elegida para la mudanza, junto a los muelles de Mission Bay, la oposición no se rinde: “San Francisco antes tenía otros valores, ahora quieren una Disneyland del capitalismo consumista”, dice Jeff Sheeny, uno de los vocales de la Mission Bay Alliance, asociación que trata de proteger un área que, coronada por un moderno hospital infantil, es una de las capitales mundiales de la investigación biosanitaria. El grupo lanza una sombría advertencia: “puede haber muertos”. Teme el colapso de un tráfico del que dependen unas ambulancias para las que los inversores prometen líneas de conducción limpia.
Y al fondo, las mareas vecinales de una ciudad azotada por la gentrificación y en la que desde 2000 el precio medio de la vivienda se ha multiplicado por cuatro. Quienes culpan a esa especie de nuevo opresor tecnológico, lo asocian a un equipo de baloncesto que hace treinta años era casi el único destello de la Oakland de las bandas y la droga. Todo ha cambiado: el mundo, Oakland, San Francisco… y los Golden State Warriors.
Alabanzas “San Francisco no tenía un recinto de primera”
Críticas “Quieren una Disneyland del capitalismo”