AS (Las Palmas)

Rafa Nadal “No sé si mi yo actual ganaría al de 2008”

- NACHO ALBARRÁN PARÍS

Cansado tras una noche en la que casi no pudo conciliar el sueño, Rafa Nadal se subió a un barco en el Sena para fotografia­rse con el trofeo de Roland Garros. El décimo. Allí atendió a AS junto a un reducido grupo de medios españoles.

Habrá recibido mil mensajes, ¿le ha dado tiempo a leer alguno?

—Pues no, porque he tenido un problema con el móvil y he perdido todos los contactos, así que todos los mensajes que he recibido no sé de quién son. Los leeré uno por uno y en Mallorca recuperaré los contactos para saberlo. —¿Qué tal durmió tras la victoria?

—Poco, pero no por la fiesta, que la hubo. Me desperté a las siete y ya no me pude volver a dormir. —La gente dice de usted que no es humano, que es un extraterre­stre, ¿usted se considera una persona normal? —Lo soy, no es que me considere. Sí que es verdad que en Roland Garros he hecho algo difícil de imaginar, pero lo he conseguido. Desde la ilusión diaria y el entrenamie­nto, levantándo­me con motivación para ir con un objetivo, las cosas han ido bien durante todos estos años. Llegar a diez títulos en París es muy especial, pero yo no soy más especial hoy que ayer. —¿Qué significa ser Nadal?

—No ha cambiado nada. Vivo en el mismo sitio de siempre. Tengo una vida normal de un joven cuando estoy en casa. Cuando salgo por el mundo cambia un poquito. Pero cuando vuelvo al hogar encuentro la tranquilid­ad que necesito. —¿Cómo se presenta su futuro inmediato, le gustaría superar a Roger Federer en Grand Slams?

—Ni hace seis meses estaba tan acabado ni ahora soy tan bueno. No me pongo muy eufórico cuando las cosas van bien ni muy negativo cuando van mal. Soy una persona más o menos estable y generalmen­te intento asumir las cosas que ocurren desde la naturalida­d y sin hacer ni alardes ni grandes dramas. Desde esa perspectiv­a sigo adelante. Mi futuro es intentar llegar bien a Wimbledon y luego seguir hacia adelante. No pienso en superar a Federer, ahora estoy lejos. Lo que me hace feliz ahora mismo es haber vuelto a ganar un grande. Es una inyección de energía positiva que confirma el trabajo de todos estos meses. Mi ilusión es seguir jugando desde la salud y ser feliz con la vida que tengo. —¿Se considera ahora mejor tenista que hace cinco años?

—Si vemos vídeos de 2013 cuando gané en el US Open, Montreal y Cincinnati, se nota que no era un jugador físico. Si nos vamos a 2008, en Roland Garros, Wimbledon o los Juegos jugaba con más intensidad porque la tenía, pero solo con intensidad no se logra lo que gané en aquel momento. Creo que ahora hay cosas que hago mejor, el revés lo he mejorado mucho. Creo que ido perdiendo cosas y he incorporad­o otras para seguir siendo competitiv­o. El servicio también lo hago mejor y tengo más conocimien­to del juego.

El físico es un poco peor, pero sigue siendo bueno. Ha habido una evolución, pero no sé si mi yo actual ganaría al de 2008, no me lo planteo. Ni Djokovic ni Federer juegan igual ahora que antes.

—¿Le han adoptado ya los franceses? —Hace años que siento el cariño de la gente en París. Han apreciado lo que he hecho aquí y para mí es muy emocionant­e. Que en el lugar más importante de mi carrera pueda sentir esto, me hace sentir muy bien, sobre todo por parte del público. Conozco a toda la gente que trabaja en el torneo y siempre me han tratado muy bien. Me encuentro como en casa. Los primeros años costó que me aceptara el público del torneo, pero en la calle siempre sentí el cariño de la gente. En el primer partido de este año en la Suzanne Lenglen, cuando anunciaron mi currículum fue uno de los momentos más emocionant­es del torneo. Ha sido un Roland Garros mejor imposible. —¿Se le han hecho largos los tres años sin ganar un Grand Slam?

—No por no ganar. No soy un obseso del triunfo. Lo que me molestó es no poder competir. En 2014 paré casi medio año, luego vino la apendiciti­s. En 2015 tuve problemas de mentalidad y el año pasado, cuando estaba en forma me vi forzado a dejarlo otros seis meses. Esas cosas desestabil­izan un poco y es difícil que así alcances tu mejor nivel de juego. —Cuando tenía 22 años le dijo a Francis Roig (uno de sus entrenador­es) que a los 27 usted se retiraría, ¿pensaba que iba a tener una carrera tan larga?

—A esa edad ya llevaba unos años en el circuito. En ese momento pensé que no podría llegar a donde estoy a día de hoy, jugando y compitiend­o a los 31 años. Era por mi problema en el pie izquierdo. En 2005 me lo destrocé en Madrid. Tuve que jugar con una

Diez “Soy alguien normal, aunque lo que hice sea difícil de imaginar”

plantilla agresiva para corregir el problema y los médicos me dijeron que a lo mejor no podría continuar con mi carrera. Esa fue la realidad. Pero luego el pie me aguantó y es lo que menos problemas me ha dado.

—Todo el mundo le considera histórico, una leyenda en activo, ¿cómo lo lleva?

—Con total normalidad. Agradezco todo el cariño que me da la gente y todos los elogios son más que bienvenido­s, igual que las críticas, siempre que sean dentro del respeto con el que yo intento tratar al resto de la gente. Es parte de mi mundo. Sé que mi carrera es algo especial, pero a los 31 años no voy a creerme algo. Soy consciente de que todo esto que me ocurre ahora es pasajero. Dentro de unos años seré un ciudadano más y es mejor no subirse muy arriba porque la caída luego es más grande. Siempre he procurado estar al nivel del mar.

—¿Y qué le parece que vayan a ponerle una estatua en Roland Garros?

—No es algo que me abrume. No soy de grandes fiestas, salvo con mis amigos (risas). Soy feliz viviendo tranquilo en Mallorca, tengo la suerte de estar en un lugar donde me dejan tranquilo. Cuando vuelvo a casa me pierdo en el mar o jugando al golf.

—¿Cómo se huye de la relajación cuando se es tan superior en un torneo? —Sabía que estaba jugando bien, desde el primer día en los entrenamie­ntos sentí bien la pelota. Pero en ningún momento caí en la relajación. Estuve muy estable, sin altibajos más allá de dos juegos contra Paire en el segundo set. Los comienzos de la semifinal y de la final fueron malos, pero por los nervios. He tenido el máximo respeto hacia todos los rivales.

—¿Dónde cree que le coloca lo que ha conseguido en París? —Eso no lo tengo que decir yo. Hay gente que está para analizar y colocarme donde toque. Sigo en activo y espero seguir teniendo opciones de luchar por cosas importante­s.

—¿De qué se siente más orgulloso, de sus éxitos o de su capacidad de superación?

—Lo que me hace feliz es poder seguir haciendo lo que me gusta. Gracias a la gente que me ha ayudado puedo seguir aquí. Cuando pasas por malos momentos por las lesiones hay que empezar de cero, con dolores en muchos sitios… El esfuerzo es grande para volver a salir. Estoy contento de haber mantenido la ilusión.

—Ahora llega Wimbledon y usted dijo que su actuación allí dependerá de los rodillas, ¿qué tal están?

—Ahora estoy bien, aunque llevo unos meses intensos. Soy el tenista que más partidos ha jugado este año. Aunque en Roland Garros no los he tenido muy duros a nivel emocional, sí han sido difíciles físicament­e, como en toda la temporada de tierra. Voy a descansar en Mallorca. Luego tengo la graduación de los chicos de la academia y después pasaré un par de días en el mar.

—¿Qué le diría a la gente que por haber logrado esta gesta en Francia piense que ahora tiene que ganar en Wimbledon?

—No creo que la gente piense eso, sobre todo la que sabe un poco de deporte, que entiende la dificultad que conlleva todo. Ganar no es tan sencillo. Lo he hecho en mi superficie favorita. Ahora voy a intentar volver a ser competitiv­o en hierba, que no significa que vaya a ganar. Luego trataré de mantener la línea con la empecé el año en pista dura. Así podré seguir luchando por los torneos importante­s. —¿Qué significa para el tenis que haya vuelto la rivalidad entre usted y Roger Federer?

—Empezamos muy bien los dos y la segunda parte del año creo que va a ser interesant­e y bonita. — ¿Para usted cuál es el deportista español más importante de la historia?

—No lo sé. Cada cual en su especialid­ad ha hecho cosas especiales y por primera vez. Eso tiene un valor muy grande. Severiano Ballestero­s marcó una época en el golf, Miguel Indurain en el ciclismo, Pau Gasol con sus dos anillos de la NBA, Fernando Alonso con su título mundial en Fórmula 1, en motos arrasamos…

Hierba “Ganar no es tan sencillo; y voy a intentar ser competitiv­o”

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