El Juvenil de Guti se lleva la Copa goleando
Doblete tras ganar también la Copa de Campeones
Guti vive el sueño de cualquier entrenador de formación. Su Juvenil A rebosa talento, está dando sus primeros pasos como técnico con un Ferrari. Una simbiosis entre plantilla y míster como se van a ver pocas en La Fábrica. El Juvenil blanco ganó la Copa del Rey al Atlético en Calahorra (La Rioja) plasmando las virtudes de una camada irrepetible. El Madrid nunca había ganado la Copa de Campeones y la Copa del Rey en el mismo año. Es el mejor equipo de España por títulos, por fútbol y por jugadores. Una evidencia que realza al Atleti, el único que le puso en aprietos.
No es exagerado decir que ha podido nacer el próximo gran lanzador de faltas. A Óscar, capitán del Juvenil blanco, le avalan los datos. Tres momentos estelares de libre directo en los últimos dos meses: los cuartos de la Copa de Campeones ante el Atlético, la final de aquel torneo ante el Málaga y ayer el 1-0. Derechazo, 60% fuerza, 40% colocación. Sorprendió a Alex en su palo. Ese gol marcó las pautas de una primera parte en la que el Madrid fue mejor. Tal vez demasiado. Tanto, que se confió.
Dani Gómez se recreó en una ocasión clarísima y mandó el balón al poste. Guti empezó a fruncir su rubio bigotito a lo Clark Gable (salvando las insalvables distancias). Algo se olía el entrenador blanco. Belman tuvo que evitar el empate de Giovanni en un mano a mano y el Atleti, equipo aguerrido y muy directo, no se fue por las ramas. En el 44’ llegó el 1-1 de otro Óscar, este rojiblanco, Óscar Clemente, tras gran centro de Acosta desde la derecha.
La segunda mitad fue un equilibrio de poder que se decantó hacia el lado de Valdebebas progresivamente, aunque sin puntería. Toni, dos veces, y Dani Gómez, coleccionaron las mejores ocasiones, aunque Agüero casi gana la final para el Atlético en el 93’ de no ser por la mano de Belman.
La prórroga. En ella se percibió una de las señas de identidad del Guti entrenador: además de ser obsesivamente ofensivo, maniobró los cambios para llegar menos fundido que el Atlético a esos 30 minutos del todo o nada. Le ayudó Óscar, insultantemente superior: vio un pase letal en el 96’ que permitió a Alberto desnivelar el pulso. El 2-1 destrozó al equipo de Manolo Cano y los goles de Toni y Gelabert cayeron solos. El Juvenil de Guti, un campeón en toda le extensión del término.