Una multitud recibe al equipo a su llegada
Al unísono grito de ‘Volveremos’ animó a los cabizbajos jugadores
Fue la vuelta a casa más dura de toda la temporada. No fue una derrota cualquiera, sino la peor. Sin dudas. El Tenerife se quedó a las puertas del ascenso en el último partido de la campaña. Lo buscó, pasó una dura eliminatoria con el Cádiz, pero no pudo con el Getafe y las lágrimas le ganaron la partida a los merecidos aplausos de todos por haber luchado siempre. Es que, pese a no lograr el objetivo, la campaña ha sido de destacar.
Apoteósico. Justamente por eso, el recibimiento al equipo a su llegada al aeropuerto de Los Rodeos fue como si hubiesen conseguido el objetivo final. Cerca de mil personas se acercaron para recibir y darle ánimos a los suyos en el momento más complicado. “No sé que hubiera pasado si subíamos”, le comentó un miembro de la plantilla a su novia al ver semejante panorama. Fue propio de las grandes citas, pese a que esta vez, el Getafe les dejara sin nada. Al grito de ‘Volveremos’ la marea blanquiazul intentó levantar el ánimo de sus guerreros. No hubo ningún reproche para nadie. Todos se llevaron una palmadita, un gesto de aliento, un aplauso desde el corazón.
Aitor Sanz no sabía como agradecer tal desborde de pasión, Raúl Cámara seguía tremendamente afectado, Amath llevaba una mirada fija, pero sin dirección, Gaku, impasible como siempre, arrastraba los bultos de utillería y José Luis Martí, al igual que muchos, no pudo ocultar sus lágrimas de la emoción.
“Dicen que el tiempo lo cura todo, pero esta cicatriz tardará. Estamos orgullosos de este grupo. Ahora toca cambiar el chip”, reconoció Germán con los ojos rojos por la tristeza. “Nos levantaremos más fuertes. Psicológicamente es muy duro y merecemos un tiempo para estar mejor”, admitió Dani Hernández. “Estamos jodidos, pero creo que el fútbol siempre da una segunda oportunidad”, resumió el grancanario Tayron tras la derrota en el Coliseum Alfonso Pérez.
Es que todo lo que vino después del 3-1 fue desazón por no haber conseguido el ansiado ascenso. Tras el partido, la plantilla cenó con el presidente y la directiva y se fue a descansar, aunque pocos pudieron conciliar el sueño.
En el vuelo de vuelta, mandó silencio. Solo en alguna ocasión un grupo de aficionados que acompañó a los jugadores se animó con un par de cánticos, pero el ánimo no estaba para mucha fiesta.
Lo que no sabían los futbolistas es que en Tenerife se estaban congregando los aficionados en el aeropuerto para agradecerles el esfuerzo. La voz corrió como pólvora en las redes sociales y por eso hubo mucha gente que no se quiso perder la llegada de la delegación. La policía tuvo que montar un operativo especial para crear un pasillo y permitir que los futbolistas puedan acceder hasta una guagua que les estaba esperando.
Y es que a pesar de la tristeza, la cabeza debe estar muy alta. En la Isla les recibieron como héroes porque, aunque sea un deporte muy resultadista, son los campeones morales. Fue una temporada muy buena que no pudo terminar de manera feliz, pero se estuvo cerca, mucho. Lo positivo es que se ha vuelto a reactivar el tinerfeñismo. Lo de ayer, es una prueba de ello.
Aplausos No hubo reproches para nadie, todos fueron aclamados por la afición
Germán “El tiempo todo lo cura, pero esta cicatriz tardará en cerrar”