AS (Las Palmas)

Un jefe sin galones

Landa recorta: quinto a 1:09 Barguil batió a Nairo y Contador

- JUAN GUTIÉRREZ

EI Sky soltó el ramal a Mikel Landa. No del todo, porque el final de etapa demostró que Chris Froome sigue siendo el jefe. Pero sí lo suficiente para crear inquietud en Fabio Aru y para destapar la debilidad del Astana. El vasco se escapó con Alberto Contador, que volvió a sacar la casta, ese espíritu indomable que no le permite rendirse, y llegó a rozar el maillot amarillo virtual. Un escenario ideal que se degradó en Foix. Por un lado, porque en la última subida se les unieron Nairo Quintana y Warren Barguil, que se llevó la victoria. Por otro, porque el despertar de los gallos redujo la ventaja. Aun así, Landa ascendió a la quinta plaza, a 1:09.

Ahora el equipo británico tiene dos bazas, aunque, por lo visto, sólo un líder. Podríamos ilusionarn­os con lo contrario, pero cuando ves a Froome apretar sin control en el grupo perseguido­r, a la par que lo hacía Landa en cabeza, no queda duda de que los galones continúan en los mismos hombros.

Se subían tres puertos de primera en 101 kilómetros. Un recorrido eléctrico para explotar la valentía y la imaginació­n. Contador saltó al final del primer puerto, el Latrape, y Landa se pegó a su rueda con una consigna: hay que desarmar al Astana de Aru, hay que crear insegurida­des en el maillot amarillo. El Sky se eleva como el equipo más fuerte del Tour y es bueno que lo demuestre con estrategia­s variadas, no sólo tirando del tren.

Las razones de Contador eran distintas: buscar su día de gloria y un desquite a tantos sinsabores. Nairo Quintana debió pensar lo mismo cuando mandó a Betancur que le lanzara en el Agnes. Con él se destacaron el maillot de lunares, Barguil; otro ilustre del Sky, Kwiatkowsk­i, y un gregario de Bardet, Vuillermoz, aunque estos dos acabarían descolgado­s. El equipo británico mandaba soldados al frente de la batalla. Faltaba por saber quién era el general: Landa o Froome. Ya lo saben.

En el grupo de oficiales, Bardet forzó en ese descenso y Froome enlazó rápido con ganas de aliarse. Hacía tiempo que Aru iba solo, sin compañeros que le echaran un cable, y tenía que responder en primera persona a estas provocacio­nes. No se dejó sorprender.

La tarta. Contador y Landa iniciaron el último puerto, el Mur de Péguére, con 2:30 sobre los gallos. En armonía y colaboraci­ón. El vasco se había llevado una bronca el día anterior por descuidar a su jefe, pero ayer tuvo luz verde. Partió a 2:55 en la general. Rozaba el amarillo. En esta situación se abría un interrogan­te: ¿sería bueno esperar a los perseguido­res para abrir trecho? Contador no quería verlos ni en pintura. Aun así, Nairo y Barguil alcanzaron al dúo. Muchos para una tarta.

Casi al unísono, Froome saltó por detrás. Dos veces. En una imagen anterior, en una aceleració­n de Dan Martin, parecía que iba tocado. Un espejismo. También lo probó en la bajada. Por tierra, mar y aire. No logró irse. A partir de ahí llegó un error de estrategia del Sky. Froome tiraba sin control. ¿A por quién? ¿A por Landa? Una vez que no había descolgado a Aru, ¿por qué no le dejó la tostada? Una etapa bien planteada por los británicos se quedó en el perro del hortelano: ni como, ni dejo.

Y sin comer acabaron también Contador y Nairo, que se jugaron la etapa con un fino cazador: Barguil. Su entrada en la meta fue apoteósica. Era 14 de julio: el Día Nacional de Francia.

 ??  ?? AL ATAQUE. Alberto Contador, en su primer gran día en este Tour, y Mikel Landa, que por momentos rozó el liderato virtual, revolucion­aron la etapa de ayer con su escapada.
AL ATAQUE. Alberto Contador, en su primer gran día en este Tour, y Mikel Landa, que por momentos rozó el liderato virtual, revolucion­aron la etapa de ayer con su escapada.
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