La magia de Viera regala el derbi a Las Palmas
Golazo de falta y asistencia para doblegar a un sólido Tenerife
La magia de Jonathan Viera regaló dos perlas a la afición y el triunfo a su equipo ante el eterno rival. Un golazo de falta directa y una asistencia a Calleri para enmarcar permitieron a Las Palmas quedarse con la Copa Mahou y, de paso, celebrar con orgullo una victoria contra el Tenerife.
Los conjuntos representativos canarios se volvieron a ver las caras en el partido de vuelta de la Copa Mahou. Los eternos rivales frente a frente en el Municipal de Maspalomas. Ambiente festivo y temperatura ideal. Intensidad en acciones puntuales, pero más fútbol que en anteriores ediciones, huyendo del esperpento y las broncas barriobajeras. Se agradece.
Comenzó el Tenerife dejando al descubierto las carencias defensivas de Las Palmas cuando le ejecutan una contra. Desajustes en el medio sin balón. Ese mal que condenó a la media tabla a los amarillos la temporada pasada. Los blanquiazules, ordenados, dejaban pocos resquicios en defensa. Uno lo encontró Boateng, pero Carlos desvió bien el tiro a boca jarro del ghanés.
El partido mantuvo ese guión: Las Palmas tocando en ataque y el Tenerife buscando una contra mortal. No hubo demasiada claridad en ninguno de los dos bandos. A medida que pasaban los minutos, el juego se iba volviendo más tosco, aunque siempre con deportividad. Jonathan Viera y Vitolo se reencontraron al borde del descanso para regalar una preciosa estampa. Pase en profundidad del ’21’, taconazo de Vitolo, centro al punto de penalti de Tana y remate de tacón de Boateng. Así se cerró el primer acto.
Goles. Salió Las Palmas con una marcha más que el conjunto de Martí. Dani Hernández sacó una mano providencial a David Simón. También vio cómo anulaban un gol a los amarillos por fuera de juego. Atosigaban los de Márquez en los primeros compases, comandados por un genial Jonathan Viera, que redondeó la noche con un golazo de falta directa. A los diez minutos, un pase magistral del ’21’ amarillo, por encima de la zaga blanquiazul, lo remató de media volea Calleri. Los amarillos ponían tierra de por medio.