La isla de la fortuna y los sudores
Las Palmas retrotrae al Athletic una época gloriosa en la que ganaba campeonatos. En 1983, en otro estadio y circunstancias bien distintas, los leones se llevaron su penúltima Liga. Las circunstancias han cambiado tanto que por entonces había primaveras y otoños, y ahora eso ya no existe. Cambio climático y tal. Ahora el flamante estadio de Gran Canaria no suele anunciar tan buenas noticias para los leones, presos de las clásicas pájaras tras un desplazamiento tan largo a la sede central del calor. Los ocho partidos invicto son una buena carta de presentación para medir mejor a un Las Palmas que está con la mosca detrás de la oreja. Y el feudo amarillo pondrá la lupa sobre las rotaciones de la etapa Ziganda. Porque en Bilbao también hay ciertas sombras que convendría despejar.
Así es, los rojiblancos están viviendo de su pegada y deben mejorar notablemente el juego si quieren continuar con la pujanza y la credibilidad de un último lustro siempre en Europa. Las rotaciones, al más puro estilo Zidane, de momento han aprobado, aunque quedan incógnitas por resolver. La apuesta inicial por Vesga va palideciendo porque no acaba de cuadrar con San José y Beñat está aún lejos del techo como jugador que tocó el curso pasado. Viene el tercero de los cinco partidos que tienen los leones en solo dos semanas y esa es mucha actividad para no mirar hacia el fondo de armario. Arrizabalaga y Núñez entran de nuevo con el arrojo de dos chavales con enorme futuro. Y Beñat y Raúl García darán aplomo en la zona ancha. El que no descansa es el ‘hombre de hierro’ Laporte.