AS (Las Palmas)

Sufrido triunfo local ante un Lorca que mereció más

El Sporting provocó el enfado de su propia afición

- J. R. RODRÍGUEZ

Cuando el mejor de un equipo es el portero, algo no va bien. Eso le sucedió al Sporting el pasado martes en la Copa del Rey y se repitió ayer. Diego Mariño dejó en buen lugar la elección de Paco Herrera entre él y el canterano Dani Martín, porque evitó con sus intervenci­ones que el Lorca FC se llevase algún punto de El Molinón, algo que merecieron sin duda los visitantes.

El equipo de Curro Torres le jugó sin complejo alguno a las huestes de Paco Herrera y provocó el enfado de la afición rojiblanca, que pitó a los locales en muchas fases del partido y los despidió de igual modo. El Sporting, no obstante, volvió a rentabiliz­ar al máximo el escaso caudal de juego y se llevó los tres puntos.

Lo mejor del equipo gijonés en este partido hay que encontrarl­o en el inicio de partido y en el arreón final de la primera mitad, que desembocó en el penalti que acabó en gol pese a que lo falló Carmona.

El Sporting fue un equipo encogido y muy impreciso. El Lorca sencillame­nte fue mejor, quiso el balón, jugó con más criterio y profundida­d hasta provocar el nerviosism­o en los locales, los del campo y los de la grada.

Los errores rojiblanco­s en defensa se encargó de taparlos Mariño, siempre bien colocado y atento. La parada de la tarde llegó iniciada la segunda parte en una media vuelta de Manel Martínez, desde el punto de penalti, a la que respondió el gallego con un mano espectacul­ar. El Sporting sufrió, pero salvó los muebles y gana otra semana para seguir corrigiend­o errores.

Resumen El equipo visitante fue mejor ante un local nervioso y encogido

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Rubén García celebra su gol.
 ??  ?? OCASIÓN. El cabezazo de Álex Pérez salió rozando el larguero, en lo que pudo ser el gol de la sentencia.
OCASIÓN. El cabezazo de Álex Pérez salió rozando el larguero, en lo que pudo ser el gol de la sentencia.

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