AS (Las Palmas)

Así es imposible ganar

- Desde la tele F. JAVIER DÍAZ

El Atlético empató contra el Leganés en un decepciona­nte partido de los rojiblanco­s y en el que la figura fue Oblak. Tras el parón toca el Barcelona y ahí sí que no se puede fallar.

Cansancio. El Atlético acusó haber jugado el miércoles ante el Chelsea. El equipo rojiblanco disputó un partido muy exigente en Champions y lo pagó. Eso para empezar. Nadie en el fútbol regala nada y el Leganés sabía que tenía ese factor a su favor. Pero todos hemos dicho que el Atlético tiene posiblemen­te una de las mejores plantillas de su historia, con un banquillo con futbolista­s de calidad, capaces de dar relevo a los teóricos titulares. Uno puede empatar ante el Leganés en su estadio, como sucedió la temporada pasada. Pero mostrando una imagen mucho mejor que la ofrecida por el equipo de Simeone. Sin disparar a portería es muy difícil ganar. Imposible. Sólo un milagro o un cabezazo de Godín, Giménez o Savic pueden darte los tres puntos en un partido así. Hubo el testarazo, claro, de Godín, pero Cuéllar respondió con una buena parada. Pero poco más hizo el Atlético. Por no hacer, ni lanzó buenos balones al área en los instanntes finales, cuando Godín era un nueve más. Así es imposible ganar. El Atlético jugó a no perder, y lo consiguió, pero a un equipo de la talla y categoría del rojiblanco se le tiene que pedir más.

Nada de nada. El Atlético se conformó con intentar tener la posesión de la pelota y controlar los contragolp­es del rival. Pero no tuvo velocidad, rapidez ni a la hora de circular el balón ni de ideas. Fue el encuentro más flojo de los rojiblanco­s después del vergonzant­e primer tiempo de Girona. Se puede empatar, claro que sí, en Butarque. Pero puede ser si el portero rival es el mejor. El Atlético empató en Roma y el cancerbero del equipo italiano fue el mejor. En Leganés el portero que decidió el partido fue Oblak, con un par de paradas de mérito. Cuéllar también tuvo que interverni­r, pero se pasó la mayor parte del partido sin la necesidad de emplearse a fondo.

El punto. Para los rojiblanco­s puede que el punto sea bueno. Supone sumar y seguir sin perder en este campeonato después de haber jugado fuera ante Girona, Las Palmas, Valencia, Athletic y Leganés. El Atlético encadena 16 partidos sin caer derrotado lejos de su estadio. La última derrota fue ante el Villarreal, el 12 de diciembre. Quizá a la larga el punto puede ser bueno, pero mirado en el momento es bastante decepciona­nte. Para el espectador, para el que vio el encuentro por televisión, o para el que pagó la entrada en Butarque, el partido fue un suplicio.

Griezmann. El Atlético necesitaba los tres puntos y uno de los cambios, en el arreón final del partido, propició que Griezmann acabara en la ducha. Esto el año pasado fue impensable. El francés era uno de los intocables en el equipo rojiblanco. Ahora ha perdido esa condición. Griezmann empezó fatal, se ha ido desperezan­do, con sus goles en el Wanda Metropolit­ano, y su excelente partido en Bilbao. Pero no es el Griezmann que conocemos. Y el Atlético lo acusa. El parón y el paso de los encuentros debe traer la mejor versión de Griezmann, quien ha hablado más fuera del campo que en él.

La primera final. Puestas así las cosas, el Atlético jugará la primera final de la temporada tras el parón de seleccione­s, ya que el equipo de Simeone se enfrentará al Barcelona en LaLiga. Seguro que la imagen del equipo será diferente, pero esos tres puntos serán vitales para no distanciar­se ya de manera casi definitiva con el Barcelona. El parón debe servir para recuperar fuerzas y coger impulso para un mes de octubre decisivo tanto en el campeonato liguero como en la Champions. De momento, la afición se marcha a este descanso con un hilo de tristeza y de preocupaci­ón.

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