Los patriotas de la bandera
Qué nefasto 1 de octubre hemos pasado, el peor domingo en mucho tiempo, en el que ninguno ganó y todos perdimos. La imagen del país se fue por el retrete por más que nos nieguen la mayor desde las altas esferas estatales, por más que algunos proclamen un victoria que no existe. Mala imagen para España como país, malísima imagen para España la de ver vacío su mayor recinto deportivo un día de partido. Se politizó el deporte y, como tantas y tantas veces, el desastre estaba servido en copa de balón… de fútbol. Vivimos en una sociedad donde exhibirse se toma como una obligación, donde mostrarse es necesario, donde tus proclamas te hacen sentir el mayor exponente. Donde yo soy el primero y el resto, que me siga, si puede. Y donde cada vez seleccionamos peor las batallas .
No tuvo mejor idea Las Palmas que coserse en su pecho una bandera de España. Para hacer más grande la infamia, pura apología del complejo, hasta la fecha. Y encima con un comunicado que le da un sentido político al club que no le corresponde, mancha en su imagen que no se quita, provocación intolerable. “Que hablen de mí aunque sea mal”. Buscando enemigos en una guerra que no es la suya, en la que no pinta nada, ni que estuviéramos en la cumbre de las Azores; una guerra que no va a ganar. Si tan español es el club, que luzca siempre ese elemento “sagrado”. Andan muy equivocados los patriotas de la bandera, que lo son a conveniencia. Ser español es otra cosa. Y puede llegar a ser maravillosa.