El liderato se decide en un fortín con césped artificial
Astana: tres años sin caer como local en Europa
Primero lo urgente y después lo importante: el Villarreal se clasificará hoy a falta de un partido si vence (sería líder), aunque un empate sería suficiente si el Slavia no gana en Tel Aviv. Hechas las cuentas, y pese a la ventaja de un punto en la tabla con su rival, hay que decir que lo que tiene enfrente el Submarino es un verdadero reto para no cruzarse en dieciseisavos ante un coco (recuerden el Roma). El Astana encadena 17 partidos invicto como local en Europa (nueve victorias y ocho empates). Su última derrota fue ante el Villarreal en la 2014-15 (0-3). Con estos números, lo de que arrasa en su liga (tres alirones seguidos) ya es lo de menos.
Calleja lucha porque las circunstancias que rodean al partido no mermen el potencial de su equipo. El viaje fue largo (5.500 kilómetros), la temperatura será gélida fuera (-7º) pero asumible dentro (10º gracias al techo retráctil) y el césped (artificial) se antoja tan incómodo como estrenar tacones o tirantes. Además, el técnico sabe que con la visita del Sevilla a la vuelta de la esquina no queda otra que rotar. Por eso, descansarán los laterales, el todoterreno Rodrigo y hasta uno de los delanteros habituales. Hay confianza en el banquillo.
El Astana, con sólo ocho años de vida tras la fusión del Alma-Ata y el Megasport y con su liga ya acabada, pondrá toda la carne en el asador. Pasará de ronda por primera vez si gana y si el Slavia no lo logra. Stoilov mutará su 4-5-1 fuera de casa en un 4-2-3-1. Twumasi (una bala) y Kabananga (una torre) son los dos referentes de este equipo según los estudios de Calleja. Y si él lo dice, crean. El Villarreal ha pasado bajo su mando de dudar a soñar.