Casillas cumplió cien partidos con el Oporto
Ganó 65, perdió 16 y en 48 encuentros no encajó un gol
Iker Casillas sigue haciendo camino. El miércoles se fue del campo otra vez con la portería a cero. Era su partido cien con el Oporto, adonde llegó hace tres temporadas. Su portería a cero y un gol de sus compañeros al Sporting le acercan a la final de la Copa de Portugal, aunque antes deberá devolver la visita al club lisboeta, donde volverá a estar bajo los palos el portero de Móstoles.
A diferencia de las dos temporadas anteriores, en esta el internacional español, que cumplirá 37 años en mayo, solo es titular en la Copa de Portugal. Su entrenador Sergio Conceição le relevó de la portería en octubre del año pasado antes de un partido de la Champions. Hasta entonces, Casillas estaba realizando la mejor temporada de las tres del Oporto, al menos atendiendo a las estadísticas. De hecho, de los 100 partidos jugados con el club portugués, en 48 acabó imbatido. Ganó 65, perdió 16 y empató 19. En sus 16 temporadas con el Real Madrid, jugó 724 encuentros, además de los 167 con la Selección española.
Después de algunos titubeos en el primer año en Oporto, la actual era la de mejor rendimiento deportivo. Sin embargo, el técnico le pasó al banquillo “por motivos tácticos”, según su primera justificación, “por bajo rendimiento en los entrenamientos”, dijo después. Una tercera teoría de la suplencia de Casillas era su alto coste salarial, en una época de ahorro del club. La suplencia sería una forma de invitar a salir al portero español. El tiempo, sin embargo, ha ido derribando
La afición le respeta y admira por el respetuoso silencio con el técnico que le ha defenestrado
argumentos. Acabó el mercado de invierno y Casillas sigue en el Oporto. Y el entrenador lo pone en Copa, donde rinde como el mejor.
Como es habitual en él, Casillas se traga el sinsabor de la suplencia con la profesionalidad que le caracteriza, esperando que el tiempo le vaya cargando de razones. De su boca no ha salido una palabra de más. La afición le respeta, incluso admira el respetuoso silencio con el técnico que le ha defenestrado. Iker no habla, su único argumento es el mismo de hace 30 años, que entre sus tres palos no se le cuele ni una. Lo demás son opiniones.