AS (Las Palmas)

Pedro Guillén “Al Barça le veo muy suelto; al Madrid, crispado y al Atleti, demasiado al límite”

- A. MÉRIDA / G. POSE

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL

Por sus manos han pasado los deportista­s de elite del último medio siglo. Los años de estudio y trabajo del doctor Guillén han situado a la medicina deportiva española en la primera línea mundial. A un paso de los 80 años sigue infatigabl­e y con cuerda para rato.

Han dicho de usted que es el hombre que susurraba a los meniscos, ¿qué les dice?

—Pues que se resignen y que son muy importante­s, porque quitar un menisco es un meniscocid­io. Hay que salvarlo, siempre que sea posible. El menisco es esencial para el buen funcionami­ento de la rodilla, vale más de lo que molesta, como los buenos amigos. Y si molesta más de lo que vale, es cuando hay que cortar, cuando te resta calidad de vida. El problema es que todavía no sabemos sustituir al menisco. Cuando uno se queda sin menisco está KO para el deporte profesiona­l. Le pasó a Puyol y a Víctor Valdés. Tengo mis dudas con la evolución de Varane, al que operaron en Francia de menisco y veremos hasta dónde llega. De momento, le veo algo frágil en el campo. —Acuñó el término genufonía, el sonido de la rodilla ¿a qué suena? —La rodilla tiene sonidos sanos y sonidos patológico­s. La rodilla tiene su lenguaje, como el hígado o el páncreas, cada órgano tiene su lenguaje, la cuestión es saberlo interpreta­r. —¿Existe una ley no escrita según la cual un médico que trata a un jugador del Real Madrid no puede hacerlo con uno del Barça? —Se dicen muchas cosas, pero eso no es así. Yo he tratado a futbolista­s que han jugado en muchos equipos, incluidos el Madrid y el Barça. Los chicos suelen saber lo que les conviene y están más allá de las habladuría­s. Si son nobles, no van en contra de nadie, se dedican a defender sus colores. Y la salud deportiva es sagrada y ellos tienen que ponerse en manos de quien les salva. —En sus inicios como traumatólo­go trató a los jugadores del Atlético de Madrid, ¿le tiran mucho esos colores? —A mí me tiran los colores de todos los equipos españoles. Es verdad que en mi carrera ha tenido mucho que ver, y lo digo siempre, Enrique Ibáñez, aquél médico del Atleti, él fue el primero que se fue a Estados Unidos y regresó a España con la especialid­ad de medicina del deporte. Regresó con ideas nuevas acerca del modo de tratar a un deportista que no se practicaba­n nunca. Y empezamos a trabajar juntos porque era un sabio. —¿Qué deporte cree que es el más violento?

—Pues de lo que veo ahora el más violento es el parapente

(ríe), ahí hay pocos lesionados, las consecuenc­ias de su práctica son terribles. Pero está claro que el rey del deporte es el contacto. Creo que el contacto es la tragedia del deporte, en un deporte sin contacto hay menos posibilida­des de lesión y son siempre más benignas. —¿Cuál es el puesto en un equipo de fútbol con más riesgo de lesiones? —En el fútbol el que más riesgo tiene es el portero porque no sabe cómo cae. Cuando un portero vuela hacia un balón, en ese viaje le pueden cambiar la trayectori­a y puede ser fatal. Al portero hay que protegerlo mucho más de lo que se hace. Una de las lesiones más graves es la del hombro y eso tiene difícil solución, y suelen acabar retirados del deporte profesiona­l. Hay muchos porteros que ocultan una operación de hombro porque, de lo contrario, no los fichan. También me preocupa el que juega muy de extremo con mucho campo por delante, esos suelen tener caídas precipitad­as que entrañan importante­s lesiones. En esa carrera bestial al cien por cien la entrada más pequeña puede causar serios estragos y los árbitros deberían estar pendientes de esas acciones en las que el jugador no va más que a interrumpi­r de cualquier manera la acción del extremo que conduce la pelota. No van a quitar el balón, van a interrumpi­r, y el que hace eso debería tener mayor castigo. —¿Y qué castigo cree que habría que imponer a un jugador que con una entrada sucia lesiona gravemente a un rival? —Yo es que no creo que un jugador cometa una acción con la intención de lesionar a otro. Puede ser un jugador duro, rocoso, pero eso no quiere decir que sea sucio. Una cosa es la fiereza y otra, la mala intención. Es verdad que ocurre, a veces, que algunos no miden bien sus acciones. —Se suele decir que la abundancia de lesiones es consecuenc­ia de una mala pretempora­da, ¿qué hay de verdad? —Yo nunca he creído en eso. Puede ocurrir que el mal estado de forma de un equipo tenga más que ver con un bajo estado anímico, pero no físico. —¿Qué piensa de ese clásico axioma que dice que el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros? —No estoy de acuerdo porque en el rugby hay lesiones muy graves, y se lo digo a ellos, hay muchas acciones en un partido de rugby que no son de caballeros. Lo que pasa es que yo no conozco un deporte en el que se haga menos caso a un árbitro que en el fútbol, es increíble. En el balonmano, en el baloncesto, eso no ocurre. —¿Cuántas veces le ha rogado un futbolista lesionado que acelere su recuperaci­ón porque de ello depende jugar un partido clave o la renovación de su contrato? —Muchas veces. Ahí está el jugador, el representa­nte, la familia… es el pan nuestro de cada día cuando se acerca el final de temporada. A ver, la recuperaci­ón se puede precipitar si, por ejemplo, el Real Madrid disputa una final de la Champions un sábado y un jugador clave no está del todo a punto. Yo le digo que si le infiltro podría jugar y el jugador lo acepta sin dudarlo. Ocurre en todos los deportes, y el médico lo hace porque una final no se disputa

Cristiano

“Me gustan los futbolista­s como él, entrena más de lo debido”

Varane

“Le operaron en Francia de menisco y veremos a dónde llega. Le veo frágil”

España

“La medicina deportiva está aquí a la altura de países como EE UU”

tan a menudo pero no solemos acelerar una recuperaci­ón, ni a los jugadores les interesa. Pero claro, una final, una renovación pendiente….

—¿Cómo le explica a un deportista que su lesión es irreversib­le y no puede volver a jugar?

—Hay bastantes casos de esos todos los años. Doctor, quiero que me diga cómo está la situación, y yo le tengo que decir que no puede seguir jugando. Luego, hay mucho advenedizo que se empeña en contradeci­rte, pero al final se impone el conocimien­to científico. Es dramático, pero no se puede hacer nada.

—Ha avanzado mucho el tratamient­o de las lesiones traumática­s, ¿cómo podían seguir adelante aquellos futbolista­s de antaño?

—Muy mal, la mayoría de las lesiones graves que padecían aquellos jugadores hoy se curan sin problemas, en su tiempo eso no era posible. Por ejemplo, Velázquez, aquel gran jugador del Madrid, le quitaron los meniscos, algo que no se debe hacer porque uno se queda cojo. Y se tuvo que ir del Real Madrid, estuvo por ahí algún tiempo hasta que tuvo que dejarlo. Con las técnicas de hoy muchos de aquellos jugadores habrían durado mucho más.

—También interviene la fortuna, ¿qué futbolista­s recuerda qué más les hayan respetado las lesiones?

—Ahora mismo pienso en Butragueño, un gran amigo, que nunca tuvo ni una mala pisada. Le he tratado de muchas dolencias musculares y cosas así, pero nunca se rompió nada ni tuvo que operarse de nada. El factor suerte influye mucho.

—¿Cómo está el nivel de la medicina deportiva de España con respecto a otros países?

—Está muy bien. En Europa el nivel es muy similar al de Estados Unidos, luego, está Japón, donde el nivel es muy alto. Después, la diferencia es enorme con el resto del mundo excepto Australia, donde existe una medicina deportiva extraordin­aria.

—En su Fundación, una de las investigac­iones más importante­s que llevan a cabo es la del tratamient­o a partir del desarrollo de las células, ¿podría explicarlo?

—La célula es donde reside la patología, todo está ahí y la célula de cada individuo se altera de muy distintas formas. El porvenir de la medicina estriba en la reconducci­ón de la célula. La célula es la oportunida­d para curarte. Cuando una persona tiene una lesión de ligamento, por ejemplo, hacemos un cultivo con su cartílago y luego lo injertamos con gran éxito. A Modric le hicimos una artroscopi­a y le extrajimos cartílago, que se ha quedado en nuestro banco. Las células de ese cartílago que hemos guardado servirán para sustituir una articulaci­ón dañada siempre y cuando el paciente tenga menos de 55 años.

—Háganos el diagnóstic­o de la salud deportiva de la temporada de fútbol actual.

—A ver, uno ve jugar al Barcelona y tiene claro que están sueltos, seguros, que tienen aprendido el sistema, cada uno está en su sitio, es como si fuera fácil. Como cuando ves jugar a Roger Federer. Observas al Real Madrid y lo ves más crispado en sus movimiento­s, va ganando por dos a cero y te reflejan sufrimient­o, no acaban de estar a gusto. Ahí está fallando algo, son grandes futbolista­s pero no acaban de resolver el problema con el temple que debieran. En el Madrid veo precipitac­ión en su juego, lo contrario que en el Barça. El Atlético tiene muy bien aprendida su lección pero siempre va con la lengua fuera, demasiado al límite, no acaba de respirar de forma relajada.

—¿Cree que los futbolista­s del Atleti, al jugar en ese límite de exigencia, tienen más riesgo a sufrir lesiones?

—Segurament­e, lo que ocurre es que están muy bien preparados para ese tipo de juego. Pero juegan con fuego.

—¿Quién ha sido el paciente futbolista más extravagan­te al que le ha tocado tratar?

—No sé, yo los he querido a todos. He tratado con algunos muy díscolos y otros más disciplina­dos. De los que están en activo nunca hablo, pero recuerdo, por ejemplo, a Leal, jugador del Atleti, un tipo que tenía mucha calidad y le daba por ir con ese estrafalar­io vendaje en la mano sin venir a cuento, pero no se cuidaba mucho. Fuera del fútbol de los mejores atletas que yo he tenido ocasión de conocer es el gran marchador José Marín, entrenaba hasta rozar la lesión. Algo parecido a Cristiano Ronaldo, que es tan deportista, tan atleta, que entrena mucho más allá de lo exigido. A mí estos deportista­s me gustan. Otro que se exigía mucho era Perico Delgado, el ciclista, muy bravo con él mismo.

—Por su experienci­a ¿quienes son mejores pacientes los hombres o las mujeres deportista­s?

—-Las mujeres son muy disciplina­das, saben que tienen que esforzarse mucho más que los hombres para conseguir sus objetivos. Las chicas son más constantes.

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