Motero, de Mijas y con un don natural para el snowboard
Del freestyle al bronce olímpico
Nació en Ceuta, creció en Mijas. Tiene 26 años y a los cuatro ya viajaba en Sierra Nevada, donde hizo sus primeros pinitos con la tabla. Un chico de costa, pero que se mueve en el snowboard como si hubiera nacido en los Alpes. “Tiene un don natural para esto”, dicen sus amigos.
Tiene el mejor tiempo de reacción. De Regino se habla de su velocidad en la salida y lo demostró en Pyeongchang, donde en todas las series cogió rápidamente la cabeza. Eso en el circuito de Phoenix Park era media carrera. Hernández ya estaba haciendo las mejores salidas en Copa del Mundo.
Viene del freestyle. Regino llegó al snowboardcross desde disciplinas freestyle, en plan halfpipe, slopestyle y big air, pero su gran nivel con la tabla le hizo que finalmente se decantara por esta disciplina frenética, que le ha llevado a la medalla olímpica.
Campeón del mundo júnior. En 2011 ya dio muestras de lo que podría llegar a ser cuando se proclamó campeón del mundo júnior en Valmalenco (Italia). Le faltó continuidad en la Copa del Mundo con los mayores, pero ahora se ha diplomado cum laude con una medalla olímpica.
Plata mundial por equipos. Con Lucas Eguibar, su compañero de siempre, ganó el año pasado en Sierra Nevada 2017 la plata mundial con España en la prueba de relevos. A Regino le quedó la espina de haberse caído en la primera ronda individual, en la que iba muy presionado ante su público y lo pagó. En Pyeongchang le ocurrió todo lo contrario.
Perdió a su entrenador el año pasado. El hombre que enseñó a hacer snowboardcross de cero a Regino Hernández fue Israel Planas, que falleció tras los Mundiales de freestyle de Sierra Nevada. “Él nos llevó a ser lo que somos”, cuenta Regino, que miró al cielo cuando celebró la medalla.
Sus padres tenían una tienda de nieve. Regino empezó en el snowboard porque sus padres tenían una tienda de deportes extremos en Fuengirola y él decidió probar el material, tan buen probador fue que ahora es medallista olímpico.
Le encantan las motos. Regino tiene una Harley Davidson, con la que le gusta ir por la Costa del Sol. “Me va mucho el rollo motero”, reconoce el deportista, que va tan rápido sobre las dos ruedas como en la tabla.
Le gusta cambiar de look. “He llevado cresta, he estado rapado y ahora tengo barba y el pelo largo. Es por lo que me ha dado ahora”, cuenta el rider malagueño, que no piensa cortárselo. Lleva las manos llenas de anillos. Un freestyler puro.