Doncic, en la caldera griega
Acabó la primera fase de la Euroliga con un regusto amargo para un Madrid que, sin Llull muchos meses y sin Randolph y Ayón otros cuantos, se había trabajado con mérito una ventaja en casa para el playoff que perdió en la última jornada de carambola. Habrá infierno griego. Su rival será el Panathinaikos de Xavi Pascual. Baskonia lo tiene crudo contra el
Fenerbahçe, pero ha cumplido con su aspiración de estar entre los ocho mejores, algo que no puede decir el Barça, gran decepción del torneo. Pesic ha desvelado que el campeón de
Copa estaba para más de lo que demostró con Sito. Valencia y Unicaja han competido, lo que se les pedía. Para los dos, ahora viene lo duro. Sin licencia A, pelearán por la única plaza que da acceso a la Euroliga 18-19 desde la ACB. La fase regular ha elevado a Doncic, que ha confirmado su Eurobasket de oro. Aunque para triunfadores, uno en los banquillos. Jasikevicius ha ratificado en el Zalgiris el runrún que en los corrillos del baloncesto le anuncia como el nuevo Obradovic. Empiezan los playoff sin un claro favorito pero con una certeza: el producto Euroliga, más allá del feo asunto de las Ventanas con la FIBA, cuaja. Los pabellones se llenan y los equipos compiten incluso sin opciones. Y no sólo por los 37.000 euros que se dan por victoria, sino por prestigio. Los miembros del selecto club están contentos y se anuncia una ampliación a 18 equipos que puede confirmarse el próximo jueves. Pero antes, hay que cortar el bacalao de esta edición. Y claro, todos miran a Doncic en la sala OAKA. Tremendo reto.
“... LA PRIMERA FASE ACABÓ CON REGUSTO AMARGO PARA EL MADRID...”