El fútbol quita y devuelve
El fútbol nos encanta porque, en el fondo, tiene su justicia, su sentido. O, al menos, nos esforzamos en encontrarlo. Es difícil no creerlo tras lo que vimos en el Olímpico, imposible. Dijimos, después del partido de ida, que al Roma le faltaban dos penaltis, y al Barcelona le sobraban dos goles. Que el 4-1 del Camp Nou fue injusto, demasiado castigo para el partido que hicieron los giallorossi.
Pues el destino le devolvió al equipo de Di Francesco
todo lo que le había sacado en el Camp Nou. Eso sí, hizo falta un partidazo histórico: 90 minutos empujando sin parar, haciendo desaparecer del campo a gente como Messi e Iniesta, con un Dzeko gigantesco, un Manolas
conmovedor (sus lágrimas, inolvidables), un De Rossi
monumental. Sí, De Rossi y Manolas, los que en Barcelona marcaron en propia puerta, firmaron los tantos de la remontada. El fútbol quita, el fútbol devuelve. Es una hazaña legendaria, ante un equipo invicto en Champions y Liga, que en este curso sólo había encajado tres goles en la competición europea.
Una obra maestra firmada por Di Francesco, que revolucionó su dibujo táctico para sorprender a Valverde, y de Monchi, que si no cumple milagros europeos no está cómodo. Su club ha eliminado al Atlético, batido al Chelsea y humillado al Barcelona. Está en semifinales, por primera vez desde que la Champions se llama así. Así que nada, a seguir soñando... hasta Kiev, ¿por qué no?