El Madrid toca la Final Four con Llull de vuelta
Ocho puntos en el cuarto final Carroll resolvió con 6 en 20 segundos
Llull volvió a jugar ocho meses y medio después. Su regreso fue cualquier cosa menos testimonial. Entró en el minuto 7 del primer cuarto y disputó casi íntegro el último, 19:31 en total. Ocho puntos claves al final y 4 pases. El Madrid manda 2-1 ante el Panathinaikos.
El Palacio, el de toda la vida, fue un mar de emociones, y en esas aguas plagadas de corrientes no es sencillo navegar. Ganó el Madrid y lo hizo con Llull de vuelta 259 días después de romperse la rodilla derecha. Apareció ahí en medio, de la nada, en el tercer asalto de una batalla tremenda y no desentonó, al contrario. Un regreso complicado, cualquier cosa menos testimonial en una situación con muchas aristas cortantes.
Jugó 19:31 (9:36 en el último cuarto) y erró sus cinco primeros lanzamientos. Al último acto llegaba en blanco, falto de tacto ofensivo, de ritmo, un pelín acelerado si quieren, pero muy peleón atrás, con un gran nivel físico. Estrenó casillero tras una entrada por la derecha, adquirió confianza, se jugó otro triple sin éxito y pese a ello mantuvo la determinación. El Llull de siempre ya estaba aquí… Soltó dos latigazos en forma de triples muy bombeados que entraron limpios. Mano arriba y saltó hacia atrás para aterrizar a una pierna. Atronaba el “Llull, Llull, Llull…” y el base explotó, clásica celebración desatada.
Dos mandarinas en 50 segundos, la frutería abre de nuevo justo a tiempo, cuando se reparten los títulos. Ocho tantos con su sello en 2:10 y ventaja de siete para el Madrid: 70-63. Lo que parecía casi hecho no lo estaba, un colosal Calathes (26 puntos, 19 en la segunda parte, y 4 de 9 de tres de un no tirador) igualó a 70. Le respaldaba Mike James. La tensión se agarraba al pecho, aunque la dificultad no solo se mide por la oposición y el talento del adversario, sino por la densidad del ambiente. Y el Panathinaikos no tuvo la niebla del OAKA, esa bruma que lo espesa todo con el fondo musical de 18.000 gargantas. Los de Pascual mostraron su arsenal, pero les faltó lo otro y les sobró Llull y Carroll.
El Madrid no halló rápido el camino (13-17), pero se sabía bien colocado, no al borde del precipicio a cada paso, como ocurrió en Atenas, donde la victoria en el segundo asalto fue una gesta. Al final nada evitó el desenlace en el alambre, la angustia, pese a que el Real había mandado por 13: 50-37. Leía las debilidades de la presión exterior rival, anotaba cerca del aro (bien Ayón), reboteaba y fluía la circulación. Alguna pérdida de más recortó su carrerilla. El PAO, además, no es de los que se entrega. Diez puntos seguidos de Calathes pusieron en pie de un salto a los verdes.
Carroll. Venció el Madrid pese a esa amenaza gigante y toca la Final Four. A solo un triunfo. Y venció por su gran oficio, el de Reyes, y por la clase encestadora de Carroll. Primero firmó una penetración ante Calathes a 1:10 de la bocina y 20 segundos más tarde un 3+1 con el griego metido entre sus piernas. Otra vez azote de Xavi Pascual. Hay playoff, pero manda el Madrid de Llull. O remata mañana o tocará quinto en un OAKA encorajinado. Imagínenselo.