Gallego debuta en Cornellà en busca de Las Palmas

El Espanyol bordea una salvación que se le escapó a Jémez

Tiene aroma de ucronía este Espanyol-Las Palmas. Y no solo por los lamentos de un club descendido la semana pasada, en un 0-4 ante el Alavés, y otro alejado a saber hasta cuándo de sus sueños europeos. La ucronía empieza por Jémez, quien pudo ser entrenador del Espanyol en lugar de Quique (Chen se reunió con ambos, en una suerte de cásting, en junio de 2016) y termina en David Gallego, que debuta en Cornellà-El Prat como técnico interino perico, precisamente en sustitución de Quique. Entre medio, aparece Manolo Márquez, que dirigió al Espanyol B como Gallego y que inició esta temporada al frente de Las Palmas. Sin estos cuatro protagonistas, la historia no sería la que es en ninguno de los dos clubes.

El que menos debe lamentar, dentro de lo negativo que supone destituir en cuestión de tres meses a un consejero delegado, un entrenador y un director deportivo, es el Espanyol. Un punto hoy le aseguraría la permanencia, si es que no la tiene ya garantizada tras la victoria del pasado domingo en Girona (0-2), en el primer encuentro de Gallego. El catalán sube con ideas renovadas, con la búsqueda del balón como protagonista, algo que agrada en un vestuario harto de correr tras éste pero que difícilmente podrá implantar al cien por cien en solo cuatro jornadas. Aun así, incluso en Montilivi se vieron ya los primeros frutos, en la pareja Darder-Gerard.

En Las Palmas, se tocaron ya todas las teclas sin éxito, ni de fútbol ni de matemáticas. Las destituciones del club perico se antojan un juego de niños al lado de un traumático descenso con el colofón, esta semana, de la detención del presidente, Miguel Ángel Ramírez, envuelto en un presunto delito de fraude a la Seguridad Social.