“Es muy simple: MÁR no quiere vender” Vinny Samways
Negociar “Por supuesto, respetamos la negativa. Son cosas del fútbol”
Regreso “Me encantaría volver a la UD. Pero ahora no es el momento”
Ídolo en Gran Canaria, el ex de Las Palmas lideró un reciente intento de compra del club al que lleva “en el corazón”. “Le ayudaré en lo que pueda”, insiste.
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Cómo se desarrollaron las negociaciones para comprar a Las Palmas?
—Acabamos de terminar de hablar. Pusimos una oferta sobre la mesa, pero esto es muy simple: Miguel (Ángel Ramírez, el presidente) no quiere vender, y ya está. Es algo que respetamos todos, absolutamente. Llevo a la Unión Deportiva Las Palmas en el corazón, y estas son cosas que pasan en el mundo del fútbol.
—¿Por qué este grupo inversor se fija en la UD? ¿Qué papel jugó usted?
—En conversaciones con los americanos, ellos mostraron mucho interés en comprar algún club importante en España. Rápidamente pensé en Las Palmas, pero no salió adelante y el tema podría estar cerrado. Ahora estamos buscando otras opciones en este país pero siempre respetando absolutamente la decisión de Miguel Ángel Ramírez de no querer vender el club. Está en todo su derecho de actuar así.
—¿Hay posibilidades de que haya un final feliz para ustedes y Ramírez acceda a la venta de su paquee accionarial?
—Es una opción muy difícil. Ramírez no quiere vender y está en todo su derecho, por supuesto. Para mí es muy buena gente. E insisto: respetamos absolutamente su postura. No podemos hacer otra cosa. —Dentro de unas semanas se cumplirán 16 años desde que usted también descendió a Segunda División con Las Palmas. ¿Qué recuerdos tiene de aquella desgraciada tarde en Anoeta? Aquel año, estaba todo de cara para que su equipo se quedara en Primera. —¡Uf!… (suspira). Para un futbolista, es el peor momento que se puede vivir. Para mí, desde luego, es el peor recuerdo de toda mi carrera sin ninguna duda. Fue un momento muy duro.
—¿Cómo debe reformarse a Las Palmas para aspirar al ascenso? ¿Debe ser este el único objetivo de cara al curso que viene?
—En primer lugar, hay que pensar en acabar bien lo que queda liga. No sé qué fichajes tendrá en mente la directiva en estos momentos, pero está claro que necesitan unos cuantos para poder hacer un equipo competitivo en Segunda División. El club debe tener la inteligencia suficiente como para armar una plantilla potente. —Entre otros negocios, usted se dedica ahora a la representación de jugadores. La Unión Deportiva tiene en su figura a un gran aliado si necesita ayuda.
—Mi teléfono siempre estará abierto, y por supuesto siempre me van a encontrar dispuesto para ayudar a la Unión Deportiva en cada minuto en que me lo pidan. Llevo a este club en mi corazón, y aquí estaré para cuando pueda ayudar. Siempre.
—¿Le gustaría volver a trabajar en el club al que tanto ama?
—Por supuesto. Desde luego, sería una opción muy interesante para mí. Tengo que decir que ahora no es el momento, pero en el futuro nunca se sabe lo que puede pasar. Cuando la entidad quiera, estoy listo para escucharle en todo. Tengo muchísimos recuerdos buenos y todas las ganas de volver, pero no sé cuándo será posible.
—Se marchó hace 16 años de una entidad a la que lleva “en el corazón”. Usted continúa siendo muy querido en la Isla. ¿Qué tiene Vinny Samways para que se le recuerde con tanto cariño por parte de la gente de Gran Canaria?
—(Se ríe). Es una pregunta difícil de responder… La verdad es que no lo sé. “Muchas gracias” es lo único que puedo decir. Cuando llegué a Gran Canaria, en el año 1996, la gente de aquí me abrió las puertas de casa con todo su corazón. Para mí, este es mi segundo hogar. Sigo manteniendo a muchos amigos en la Isla. Hasta que me muera, la llevaré siempre en mi corazón.
—Usted se impregnó rápidamente, desde su llegada a Gran Canaria, de la atmósfera del Estadio Insular y su ambiente único. La afición, que se volcaba con el club, ahora le da la espalda.
—Para mí, el Insular era un estadio pequeño pero sin duda, fantástico. Era típico inglés, con los aficionados muy cerca del césped. Pero el nuevo también es muy bueno, que conste. La gente del Insular era fantástica. Tengo tantos recuerdos de allí…