De trotar a galopar con Tavares y Carroll
El Madrid pasó de caer por 12 a romper al Granca con un 36-14
Defensa El Madrid anuló a Eriksson, Paulí, Báez y Rabaseda
El Herbalife Gran Canaria llegó eufórico a Madrid con el billete a la Euroliga bajo el brazo y acorraló al campeón de Europa de salida: 4-16. Laso llamó al orden a los suyos y la reacción fue espectacular. Tavares y Carroll mortificaron a su exequipo.
Montar en bicicleta no se olvida nunca, dicen, pero volver a pedalear tras un tiempo sin hacerlo aumenta el riesgo de caída. Eso le ocurrió al Madrid tras cinco días alejado de la tensión competitiva. Titubeó de inicio ante un Gran Canaria eufórico, pero cuando cogió velocidad arrasó a un adversario al que se le cerraban los párpados. El Herbalife había llegado al WiZink Center casi
de empalmada y dos ex, Carroll y Tavares, le castigaron sin miramientos. El Madrid, además, anuló a Eriksson, Paulí, Báez y Rabaseda, apenas encajó cuatro triples, atrapó 40 rebotes (¡21 ofensivos!), repartió 21 asistencias y acumuló 118 de valoración. Y lo hizo sin el lesionado Ayón y sin Thompkins, recién aterrizado de EE UU.
“¿Os vais a poner?”, espetaba Laso a sus jugadores en un tiempo muerto de urgencia a los 192 segundos del salto inicial. La ventaja del Herbalife Gran Canaria alcanzaba los 12 puntos en el minuto 5 (4-16), como si aún fuera viernes, como si siguiera en Valencia en plena prórroga o, todavía mejor, de celebración en el vestuario por el pase a semifinales y el billete a la Euroliga. Los de Casimiro andaban de subidón y agarraron al Madrid de miranda, muy seguro de su poderío. “Arriesgar en defensa y atacar con dinamismo”, era la receta del técnico manchego. Radicevic y Luke Fischer se combinaban para 14 tantos, Oliver dirigía con tino a un día de cumplir 40 años y el Granca mandaba bajo los tableros y sumaba con facilidad cerca del aro (9 de 11).
Enfrente, solo la brega de Reyes. Randolph se iba al banquillo señalado y Laso optó por iniciar el segundo cuarto con Radoncic ahí, de ala-pívot arropado por Tavares. Antes habían entrado Llull y Rudy, que cambiaron la cara a los suyos. Y en ese segundo acto se les unió Carroll, dos canastas y dos triples entonces. El Madrid al fin defendía. De las diez pérdidas de balón amarillas al descanso, ocho fueron recuperaciones. El Real pasó de trotar a galopar, el cambio de paso fue tan evidente como el parcial de 36-14 que le colocó diez arriba: 40-30. En el trayecto, cuatro triples y un 2+1 de Rudy.
Randolph era indultado en la reanudación y apretó junto a un Tavares insuperable y una acertada puesta en escena de Causeur. El +18 (52-34) iluminaba el camino al 1-0. El entusiasmo inicial del Granca dio paso a un estado de pesadez: ni piernas ni mente. Ahora sí le pasaba factura el esfuerzo. Le castigaba un Madrid lozano, en el que Carroll mortificó a su exequipo y más aún Tavares: +31 con él en cancha. Decisivo es poco.
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