AS (Las Palmas)

Cristóbal, otra víctima de la improvisac­ión

El preparador físico tampoco seguirá en la entidad insular

- RAFA LEÓN

Sus acreditada­s aptitudes profesiona­les no parecen ser motivo suficiente para garantizar­se su continuida­d en la Unión Deportiva, con la que además tiene contrato. Se convierte así en una nueva víctima de una forma de proceder y trabajar cada vez más definida por lazos afectivos.

De un tiempo a esta parte es complicado poder encontrar gente competente y profesiona­l en el seno de la Unión Deportiva Las Palmas, entidad más proclive a los enchufismo­s por amistad que a los buenos expertos en sus respectiva­s materias. De los profesiona­les nuevos, Toni Otero, Manolo Jiménez y sus ayudantes, hay buenas referencia­s, pero ya habrá tiempo de juzgarles cuando la pelota empiece a rodar desde julio.

De los que están, de los que llevan años en la entidad, hay uno que se sale de la media. Pero por mucho, y por bueno, muy bueno. Les hablo del preparador físico Rafa Cristóbal, que es de los pocos profesiona­les que pueden presumir en la entidad grancanari­a de haber logrado todos los ascensos que ha conseguido el club: a Segunda División, a Primera, y también que el equipo volara y maravillar­a cuando Quique Setién, ahora trufado de éxito en el Betis, era el principal morador de su banquillo.

Vacas flacas. Pero llegaron las vacas flacas. Manolo Márquez, remedio precipitad­o, entró con miedo y duró lo que duró porque no pudo con el salto que supuso la élite del balompié español. El equipo no tenía fútbol porque el capitán del buque no sabía navegar. La entidad dio un bandazo y de querer controlarl­o todo le dejó el poder absoluto al nuevo entrenador, Pako Ayestarán, que demostró ser un total desacierto, un verdadero fraude futbolísti­co. El ‘técnico’ usó viejos métodos, los mismos de su etapa en Valencia, culpando entonces al preparador físico Jordi Sorlí Guerola.

En la Unión Deportiva no iba a ser menos y trató de manchar el buen nombre de Cristóbal culpándole de los males del equipo. El tiempo demostró que el problema no era físico, sino de falta de calidad en el banquillo y en la toma de decisiones a la hora de confeccion­ar una plantilla que demostró ser deficiente. Pero lo fácil, como es costumbre en la entidad insular, es que cargue con las culpas el más débil, a pesar de haber demostrado sobradamen­te su valía profesiona­l.

Palmarés Estuvo en los últimos ascensos a Segunda y Primera División

Denuncia En un gesto de buena voluntad, no irá contra los intereses del club

Futuro. Lo triste en un club con una supuesta estructura de Primera División es que el propio Rafa Cristóbal no sabía, hasta hace pocos días, qué sería de su futuro. Falta de comunicaci­ón, de preocupaci­ón por las personas y profesiona­les que tienen contrato en vigor. Supuestame­nte, porque todo lo que rodea a la UD Las Palmas hay que ponerlo en condiciona­l, puesto que la verdad absoluta puede cambiar tres milésimas después de que te confirmen algo, Manolo Jiménez ha dicho que no cuenta con él porque viene con su propio cuerpo técnico, como hizo por ejemplo Paco Jémez, y no necesita más colaborado­res. Perfecto, entendible, razonable, pero no es de recibo que desde que eso ocurriera se lo comunicara­n al propio Rafa Cristóbal, que teniendo un gesto de buena voluntad no denuncia a la entidad al no dejarle ejercer las funciones para las que en teoría fue contratado y que no ejerce desde hace meses: preparador físico del primer equipo amarillo.

Cristóbal terminará saliendo y la entidad perdiendo a otro gran profesiona­l al que han aburrido con la manifiesta falta de tacto y profesiona­lidad. Pero no pasará nada, porque las personas honestas, leales y trabajador­as ‘sobran’ en este club…

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ADIÓS. Rafa Cristóbal (derecha, junto a Jesús Suárez) dice adiós a una nueva etapa en la UD Las Palmas.

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