AS (Las Palmas)

El príncipe Cristiano

Cuarto gol del crack, que echa a una buena Marruecos

- J. ANTONIO ESPINA

Sin gol Amrabat, Ziyech y Belhanda no encontraro­n rematador

Balones a Will”, repetía una y otra vez el profesor Smiley a su equipo en uno de los capítulos más recordados de la divertida ‘El Príncipe de Bel Air’. “Balones a Cristiano”, exigirá segurament­e Fernando Santos a sus hombres en sus charlas prepartido. Y Portugal lo cumple. Le basta para ganar un partido en el que fue dominada, a veces agobiada, por una Marruecos que jugó bien, incluso notable, pero que se convierte en la primera eliminada de este Mundial mientras Cristiano sonríe con un cuarto gol en la buchaca.

Como ante Irán, a Marruecos le volvió a condenar el escaso dominio de las áreas. Lo dijo Maradona: su fútbol sería ideal... si no existieran las porterías. La selección magrebí recibió otro gol a balón parado y no encontró rematador a un buen puñado de incursione­s peligrosas. Renard había cambiado de 9, Boutaib por El Kaabi, pero tampoco logró afilar a su equipo, en el que esta vez sí conectaron entre líneas Ziyech y Belhanda. Nordin Amrabat superó el feo golpe que le dejó KO contra los iraníes y volvió a hacer perrerías por la derecha, esta vez en su lugar natural: el extremo. Ninguna de sus galopadas encontró rematador.

El que sí remató fue Cristiano. El 0-1 muy pronto, a los 4’, madrugando a la zaga marroquí con un cabezazo en plancha. La recurrente dependenci­a que la selección portuguesa tiene de su número 7 ha alcanzado en Rusia su versión más exuberante. Lleva cuatro goles, todos de Cristiano. Acumula no más de siete u ocho ocasiones y en ninguna ha faltado el sello del madridista. Al gol, Portugal apenas añadió dos acercamien­tos peligrosos antes del descanso: una media vuelta de CR7 dentro del área y un buen balón entre líneas, también de Cristiano, que Guedes estrelló en una mano de Munir.

Cómo no, el capitán portugués fue el encargado de inaugurar las hostilidad­es de la segunda mitad con disparo alto. Una isla en medio de un mar de buenas llegadas marroquíes. Rui Patricio respondió firme a un par de buenos intentos de Belhanda y Benatia se puso el traje de 9 hasta que se le vio el cartón, con dos disparos muy altos y un cabezazo, u ‘hombrazo’, desviado; Pepe se interponía a un gol casi cantado de Ziyech... y Cristiano hacía la guerra por su cuenta en busca del doblete. No lo logró, pero ya suma cuatro goles, cuatro puntos y un pie y medio en octavos de final. No diga Portugal, diga Cristiano Ronaldo: el Príncipe de Luzhniki.

 ??  ?? FELIZ CON CRISTIANO. Este aficionado portugués muestra la camiseta de su ídolo, Cristiano, que marcó el gol del triunfo ante Marruecos.
FELIZ CON CRISTIANO. Este aficionado portugués muestra la camiseta de su ídolo, Cristiano, que marcó el gol del triunfo ante Marruecos.
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