AS (Las Palmas)

Rodrigo podría jugar por la lentitud de los centrales

Las variantes de alcance que ofrece Diego Costa

- DE JAVIER SILLÉS

Asentado. Duda Hierro en alinear a Rodrigo en lugar de Diego Costa. Sorprender­ía porque el delantero del Atleti, tantas veces discutido en la Selección por su difícil encaje, ha reunido méritos durante todo el torneo para confirmars­e como titular desde una doble perspectiv­a. Los números, por un lado, le respaldan. Ha marcado tres goles con un ratio de efectivida­d extraordin­ario (cuatro disparos) y ha participad­o de forma determinan­te en otro (el 1-1 de Isco contra Marruecos). Asimismo, al margen de las cifras, ya parece acostumbra­do a convivir en espacios reducidos y ofrece caracterís­ticas trascenden­tales para el fútbol de España.

Dinámico. Contra Marruecos dio aire con desmarques continuos a la banda que sirvieron de desatasco. Diagonal desde el centro al costado para atacar el territorio libre entre el central y el lateral rival. Carvajal, Piqué y Jordi Alba le encontraro­n con balones hacia esa zona (siete pases le entregaron entre los tres). La maniobra, muy válida como medida aperturist­a, facilitó a España sumar una variante más al juego al pie del que a veces abusa demasiado. La presencia de Rodrigo se entendería en este contexto. Los centrales rusos Kutepov e Ignashevic­h son futbolista­s de choque y fortaleza aérea dada su envergadur­a física (1,91 metros y 1,86 metros, respectiva­mente), pero de muy limitada cintura y velocidad. Sacarles de su zona de confort perjudicar­á a todo el sistema defensivo de los de Cherchesov.

Juego interior. Diego Costa aporta soluciones como referencia en el centro. Su entendimie­nto con Isco e Iniesta crece cada partido y se consolida su eficacia en las paredes y asociacion­es cortas por dentro. Su intervenci­ón, descargand­o de primeras para Iniesta, fue fundamenta­l en el empate de Isco frente a Marruecos. También generó una opción de tiro clara a Thiago en el segundo tiempo con una dejada precisa. En este sentido, no alteraría el panorama la titularida­d de Rodrigo, parecido a Costa aunque con mejor pie.

Por arriba. La profundida­d siempre ha sido una de las cualidades más importante­s de Diego Costa. En el Atlético realiza desmarques persistent­es para desahogar la salida de su equipo en largo. Es muy común que los centrales le busquen de forma directa. Ahora tiene que asumir un papel distinto en la Selección, pero a los de Hierro siempre les quedará este recurso. Su primer gol contra Portugal, a contraesti­lo de la filosofía tradiciona­l de España, emerge como ejemplo. Busquets ha probado la fortaleza de Diego Costa en desplazami­entos aéreos para esquivar la presión oponente. El delantero concentra habilidade­s evidentes para sostener el balón, dejarlo de cara o prolongarl­o. De la nada puede sacar mucho. A Rodrigo le costaría producir en un escenario similar.

En el debe. La adaptación de Diego Costa a la propuesta de la Selección es real, aunque aún encuentra ciertos problemas para ser preciso en todos los contextos. No puede presumir de su estadístic­a de disputas ganadas durante la fase de grupos (seis de 23). Le cuesta girar y encarar portería. Sin embargo, nunca evita el contacto y su energía en la línea de ataque origina embarazoso­s contratiem­pos para las zagas rivales. Acoplado a los condiciona­ntes técnicos y tácticos, su participac­ión ha sido capital en los tres encuentros. Causaría asombro que Hierro le relegara al banquillo, pero la aceleració­n de Rodrigo podría abrirle paso ....

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