AS (Las Palmas)

Bahamontes cumple 90 años : “En el ciclismo actual no estaría quieto”

El campeón en 1959 repasa con As algunos de sus episodios más míticos

- JUANMA LEIVA /

Federico Martín Bahamontes (Santo Domingo-Caudilla, Toledo, 9 de julio de 1928) cumple hoy 90 años y resumimos en nueve palabras algunos de los episodios que definieron lo que fue la carrera de un ciclista de leyenda, considerad­o el mejor escalador de todos los tiempos.

Como un clavo, Bahamontes aparece en el Miradero de Toledo a su cita con As. Baja con buen paso la cuesta donde él pidió que colocaran la estatua que le inmortaliz­a, y da una grata sorpresa a varios visitantes que

Hambre ”LA NECESIDAD TE HACE VOLAR”

■ “El hambre tuvo la culpa de que fuese ciclista. Ahora nos puede parecer llamativo que en otros países más pobres coman cualquier cosa cuando en España se comían gatos. El hambre mandaba. Tuve que trabajar mucho, dedicarme al estraperlo (el mercado negro)... Cogía naranjas picadas que tiraban y yo las vendía. Cuando me dediqué al ciclismo, toda esa necesidad fue una motivación, como le ha pasado a otros deportista­s sin recursos. El hambre te hacía volar”.

Bicicleta ”ME GANÉ LA VIDA SOBRE RUEDAS”

■ “Siempre me gané la vida sobre ruedas, primero con la de la carretilla con la que repartía mercancías, y luego con la bicicleta que usaba también para el estraperlo. La primera que tuve me costó 30 duros (no llega a un euro actual) y se la compré a un herrero. No tenía cambios, pero me apunté a una carrera y la gané. Ahí empezó todo. Con ella viajaba a carreras por España y luego participab­a en ellas. Mi vida giró en torno a la bici, pero cuando ya me retiré, decidí no montar nunca más”. en ese momento se fotografia­ban con la escultura. También devuelve el saludo a todos los paisanos con los que se cruza y le lanzan un cariñoso “¡Vamos, Fede!”. Hoy 9 de julio cumple 90 años y de la tarta de la fotografía que ilustra esta página, le interesan más las velas que el dulce (“no siempre se cumplen 90 años”, bromea). Sigue manteniend­o cierta picardía en el gesto, que ayuda a imaginarse aquellos episodios y leyendas de las que tanto se han escrito a lo largo de la historia. Él las reproduce con todo detalle, mezclando hazañas y anécdotas: “La cabeza todavía me funciona bien”. Son historias que hacen pensar lo impagable y mediático que hubiese sido contar con una estrella de ese carisma en el ciclismo actual. Pero a él le tocó ser héroe de una España mucho más necesitada de alegrías, protagoniz­ando episodios como los que ahora nos recuerda.

Montaña ”NADIE PODÍA SEGUIRME”

■ “Me han reconocido como el mejor escalador de todos los tiempos, y aún me lo siguen recordando. Fui único cuando la carretera se empinaba. Lo ganaba todo para arriba y las carreras llegaban a cambiar las ascensione­s por cronos para que yo no las dominara. A mí me gusta decir que era el mejor ciclista en frío, porque era capaz de arrancar sin que nadie consiguier­a seguir mi rueda. Siempre ganaba la clasificac­ión de la montaña en las carreras que disputaba”.

Helado ”ME LLAMABAN EL DEL ‘GLACÉE”

■ “Mucho se ha escrito de aquello. ¿Que si esperé a mis rivales en la cima de La Romeyere comiendo un helado? Claro, porque tenía los radios de la rueda rotos y no podía bajar el puerto así. Un coche pasó al lado en la subida, hizo saltar una piedra y los rompió. A la cima llegué solo pero así no podía bajar. Vi aquel puesto de helados y me acerqué para rellenar los bidones. Yo escuchaba que hacían fotos a mi espalda y luego comprendí por qué llamó tanto la atención. Me llamaban el del glacée (helado)”.

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