AS (Las Palmas)

Supervivie­ntes

Froome y Landa salvaron caídas Valverde es 5º Ganó Degenkolb

- JUAN GUTIÉRREZ

EI pavés te golpea incluso fuera del pavés. Te golpea por la ansiedad, por la tensión, por el agotamient­o… La temible etapa del adoquín golpeó este domingo con dureza a dos de los principale­s favoritos al Tour de Francia. A uno lo envió a casa antes casi de empezar: Richie Porte se rompió una clavícula en los primeros kilómetros. A otro lo dejó magullado y con un futuro incierto: Mikel Landa se fue al suelo cuando estaba bebiendo entre sector y sector. Ninguno de ellos se cayó en el empedrado. El pavés te machaca dentro y fuera. Te revienta las piernas y te mina la cabeza. Los accidentes y las averías también zarandearo­n a Bardet, a Urán, a Van Garderen… Roubaix se tomó sus víctimas. Como estaba previsto.

Ganó John Degenkolb. Clasicóman­o de prestigio. Ya conquistó la París-Roubaix en 2015, el mismo año que venció en la Milán-San Remo. Pero la atención estaba más pendiente del parte de daños. Valverde salió crecido de la jornada y quinto de la general. Incluso se le vio atacar. Nairo Quintana también entró delante, a pesar del susto que tuvo por un corte provocado en el sector 12. El Movistar hizo una gran etapa, grandiosa, hasta el punto de que asumió la cabeza del pelotón cuando Froome se cayó en el tramo 8. Porque Froome también tuvo un susto, pero también llegó delante. ¿Quién se imaginaba al Movistar tirando en el adoquín después de escuchar los lamentos de Eusebio Unzué?

El mayor lunar del equipo español, al margen de la prematura retirada por caída de Rojas, fue ese accidente de Landa, que, sin embargo, se salvó con dignidad. Tan bien estaba corriendo el Movistar, que pudo permitirse descolgar a tres ciclistas para amortiguar las pérdidas, que alcanzaron el minuto por momentos. Un arreón final posibilitó al vasco enlazar con los favoritos agónicamen­te en las cercanías de la meta. Cruzó la línea a siete segundos, con Bardet a su rueda. El francés había sido tremendame­nte castigado por las averías desde el primer tramo adoquinado. Ambos se jugaron el año pasado el podio, al que se subió Bardet por un solitario segundo. Quizá hayan salvado ayer este Tour.

En ese grupo principal también sobrevivió Nibali, que superó un corte a mitad de etapa, en el mismo zafarranch­o que se vio involucrad­o Quintana. En 2014, el Tiburón comenzó a ganar su Tour sobre las piedras, donde sacó la mayor renta a sus rivales. En esta ocasión ya tuvo bastante con llegar entero. Dumoulin salvó otro sobresalto, pero llegó igualmente con los favoritos. No hubo jefe sin susto, sin corte, sin avería o sin caída. El pavés no distingue galones. A la hora del recuento final, con taquicardi­a o sin ella, el más perjudicad­o en la clasificac­ión, Porte al margen, fue el también accidentad­o Rigoberto Urán, que cedió 1:28. Los demás pudieron dormir tranquilos.

Tricefalia.

A propósito de galones, los del equipo Movistar se mantienen repartidos en su tridente. No hubo ningún apedreado. Valverde ocupa la quinta plaza de la general, a 1:31 de Van Avermaet. Por delante sólo tiene a un potencial candidato a París: Geraint Thomas. Landa figura décimo, a 1:42, el mismo tiempo que Adam Yates y Froome. Nairo Quintana está 21º, a 2:40, pero a poco más de un minuto de los gallos. Con dos semanas de gran montaña por delante, el Tour está abierto.

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POR LOS SUELOS. Chris Froome se cayó con su compañero Gianni Moscon, a quien luego arrolló Alexander Kristoff. Por detrás vino Van Avermaet, que pudo esquivar el accidente.
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