AS (Las Palmas)

España se actualiza

Luis Enrique revisa el ataque, pero atrás hay dudas (11 tiros en contra)

- JAVIER SILLÉS

Arrancó la era de Luis Enrique en la Selección con una victoria honorable en Wembley y varias ideas de la España que empieza a construir. Desde la alineación apareció un equipo renovado, menos horizontal y más dinámico. Se liberó en ataque, pero sufrió en defensa por los males de siempre.

Conducta defensiva. La puesta en escena de la España de Luis Enrique, elogiable desde una perspectiv­a general, deparó sensacione­s encontrada­s. El buen tono en ataque contrastó con las dificultad­es defensivas. La Selección se ajustó sin balón a partir de un 4-1-4-1 bastante ordenado, pero careció de eficacia en diversas fases. Inglaterra protagoniz­ó hasta 30 acciones de peligro, una cada tres minutos de media, y acabó once jugadas con remate. Los despistes individual­es condiciona­ron el escudo colectivo, pero también se contemplar­on vicios pasados. A la espalda de Busquets y los interiores (Thiago y Saúl) volvieron a aparecer espacios señalados al igual que entre

Nacho y Ramos en el centro de la zaga. Precisamen­te, la distancia entre la línea defensiva y la de mediocampo provocó desórdenes de entidad tanto cuando el equipo estaba asentado en su propio campo como cuando se fijaba en terreno de juego inglés. La apuesta de presión alta que definió a la Selección funcionó de forma desigual.

Presión y repliegue. A Luis Enrique no le importó que el empeño por presionar tan arriba delatara los problemas de España en la transición. La posición de Rodrigo e Isco en las bandas estuvo destinada a dotar de simetría a la estructura y a ayudar al repliegue español por fuera. Busquets, Thiago y Saúl saltaron hasta zonas muy adelantada­s sin que la defensa, a veces por obligación ante la presencia de los atacantes ingleses y en otras ocasiones por desatenció­n, acompañara del todo. Estas situacione­s de descontrol maniataron a una España cuyo falso repliegue sigue sin lograr rectificar. El gol de Rashford derivó de una presión fallida. La Selección estaba muy basculada hacia el sector izquierdo, con Thiago, Busquets y Saúl, y Rodrigo reaccionó tardíament­e a la carrera de Shaw en el lado débil. Pese a todo, España sí pudo por momentos encajonar a Inglaterra en su campo y ahogar su salida. El balance recuperado­r (49 robos por los 42 rivales) certifica la intensidad que lució en los quites y en los balones divididos. Busquets no estuvo tan solo.

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