Empaque, naturalidad y buen juego
Tardó 44 minutos en marcar, pero se sintió ganador desde el comienzo
Nivel No es posible discutir la categoría de la plantilla del Madrid
Superior Jugó el partido como si estuviera en el jardín de su casa
El Madrid volvió a demostrar la naturalidad que le caracteriza en una competición que ha cambiado de nombre, pero representa lo mismo para el madridismo. Siempre se ha sentido en su casa en el torneo donde se mueve con una comodidad impensable para la mayoría de sus rivales.
Cada competición es un mundo que se puede interpretar de dos maneras. A través de la confianza, la experiencia y los buenos jugadores, condiciones indispensables para alcanzar el éxito. O por medio del éxito, generador inmediato de confianza y bienestar, además de perfecto reclamo para los buenos jugadores. Es un dilema que el Real Madrid maneja a la perfección. Primero tuvo éxito en las cinco primeras ediciones de la Copa de Europa, y desde ahí siempre se ha sentido en su casa, en el torneo donde se mueve con una comodidad impensable para la mayoría de sus rivales. Ni en los tiempos de sequía (32 años sin títulos entre 1966 y 1998) se sintió rechazado por la Copa de Europa. Le podía la obsesión, pero el Real Madrid sentía que estaba en casa, que era su torneo, que regresarían los éxitos y que nadie discutiría su autoridad.
Frente al Roma, el Real Madrid volvió a demostrar la naturalidad que le caracteriza en una competición que ha cambiado de nombre, pero representa lo mismo para el madridismo. Se impuso al equipo italiano con facilidad y buen juego, excelente en algunas fases de un partido que nunca dejó dudas. Aunque tardó 44 minutos en marcar su primer gol, el Madrid se sintió ganador desde el comienzo. Lopetegui pensó lo mismo. Con 2-0, un resultado difícil de manejar cuando los equipos sufren un ataque de confianza, Benzema y Bale abandonaron el campo. Ingresaron Asensio y Mariano. Nada cambió. La superioridad del Madrid fue absoluta.
El éxito inevitablemente llama a los buenos jugadores. El Madrid se ha beneficiado de decenas de grandes futbolistas y varios excepcionales. Cualquiera que sea la opinión que se tenga sobre la actual plantilla del Real Madrid y la inusual cautela del club en el mercado de verano, no es posible discutir la categoría de los jugadores que integran esta plantilla. Casi todos los titulares figuran entre los mejores del mundo. Algunos de los suplentes, caso de Asensio, por ejemplo, son estrellas indiscutibles. El enfrentamiento con el Roma señaló gráficamente la distancia que separa a los jugadores del Madrid con los del equipo italiano. No hay comparación posible.
El Roma fue un buen equipo en la última edición de la Liga de Campeones. No pinta tan bien este año. Jugó con timidez y sin esperanza. Su medio campo, integrado por el descafeinado Nzonzi, el veteranísimo De Rossi y el joven Zaniolo (un chaval de 19 años que debutaba como profesional), fue destruido por la sabiduría de Toni Kroos y Luka Modric, dos futbolistas impagables. Disponen de todos los recursos como centrocampistas y no se pierden en tonterías. Son un ejemplo inestimable de profesionalidad.
Modric, que acaba de cumplir 33 años, fue el mejor en un partido donde la mayoría de los jugadores del Madrid funcionaron como un reloj. Sólo Benzema bajó la nota, como en San Mamés. Por actuaciones de este pelo, el Bernabéu le habría abroncado en otros tiempos. Ahora se le despide entre ovaciones. El club le cuida y la grada de animación, también. Le sustituyó Asensio, que dejó la firma en algunas acciones deslumbrantes.
El Madrid jugó su partido europeo como si estuviera en el jardín de su casa. Ningún equipo se le acerca en esta aproximación a la competición más prestigiosa del fútbol. Es una de las razones que le convierte en favorito año tras año. El equipo ofrece esta temporada alguna novedad interesante: excepto Courtois, todos los integrantes del banquillo eran españoles, casi todos muy jóvenes. No es un asunto banal: buena parte de la mejor historia de la Copa de Europa la han escrito equipos con amplia representación nacional o de la cantera, desde el Ajax y el Bayern en los años 70 hasta el Milán de Sacchi y el Barça de Guardiola.