AS (Las Palmas)

El Baskonia, a la final tras frenar la carga del Barça

- R. GONZÁLEZ / SANTIAGO

Los vitorianos llegaron a tener 20 puntos de ventaja

EI Baskonia vuelve a una final tres meses después, ahora en la Supercopa. Es lo que pasa cuando hay continuida­d, o viene de buenos resultados o hay paciencia y confianza en el proyecto. En el Kirolbet se dan las dos circunstan­cias. El finalista de la pasada Liga, que suele agitar sus plantillas sin vértigo, presentó en la convocator­ia solo dos novedades, Shields y Hilliard. Y jugó durante 25 minutos cómo lo que es, un bloque formado, hecho y derecho al estilo de Pedro Martínez, con el añadido de Granger, recuperado del tobillo. Tocó los 20 puntos de ventaja (40-60) y luego entró en un bache del que casi no sale. Agarró la orilla vivo de milagro, pero llegó. Kuric falló el triple final para forzar la prórroga.

Enfrente, el Barça arrancó agarrado al pilar Pesic. Encara su enésima reconstruc­ción, con seis novedades y, de momento, tres bajas importante­s: los lesionados Ribas, Hanga y Seraphin. A tres minutos para el descanso, 17 arriba el equipo vitoriano: 27-44. Atrás quedaba el inicio en tromba de Claver (10-5), siete puntos de carrerilla (13 en total) como alero, en plenitud física. La reacción baskonista, pese a todo, resultó inmediata, y se fraguó con un 0-10 con Huertas, Shengelia y Diop en pista. El efecto Claver se redujo y Pesic tiró de Pangos (10 puntos y 8 asistencia­s) y de Kuric (16), escondió por faltas a Singleton, pero no pudo atar el demarraje rival. Ese latigazo se desató con un 2+1 de Granger y un Garino formidable desde el triple (4 de 5). Buen trabajo de Voigtmann (13 rebotes, iguala el récord) y de Poirier; faltaba la dinamita del danés Shields para el citado 40-60.

El Barça acabó acelerando por el sofoco y escapó del guion y de la paliza con mimbres defensivos, con Blazic, Claver, Smits y Oriola, más Pangos. Luego entró Tomic y el parcial gritaba Barça: 16-4. Una penetració­n del chaval Aleix Foint recortaba a seis (62-68), el Baskonia había levantado el pie y no encontraba el pedal para pisarlo otra vez. Su selección en el triple decayó y un nuevo vaivén puso a los culés rozando la heroica: 72-73, minuto 37. Asomó la cabeza Shengelia, no hubo dependenci­a del georgiano esta vez, y Kuric lo tuvo en su mano…

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FUERZA. Darrun Hilliard y Kyle Kuric luchan por el balón en la primera semifinal de la Supercopa.

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