Alcaraz no saca de la crisis al Real Zaragoza
El cambio de entrenador no ha surtido aún efecto
La temporada en la que el Real Zaragoza parecía destinado a luchar por el ascenso directo se está convirtiendo en una verdadera pesadilla. El equipo colapsó hace dos meses frente al Lugo (0-2) e inició desde entonces una caída libre que no parece tener fin. El Zaragoza es ahora mismo un puro caos, un equipo desquiciado que suma ocho jornadas sin ganar y que ya está entre los cuatro que descenderían a Segunda B. Un drama de primer orden para una entidad que cuenta con más de 27.000 abonados, más que nadie en la categoría y más que la mitad de los clubes de Primera, y que cada ejercicio logra reducir su elevada deuda, pero que no consigue regresar a la élite del fútbol español. Y ya van seis campañas consecutivas en el infierno…
Pero el Zaragoza no ha protagonizado este inesperado derrumbe por casualidad. Se empezó eligiendo a un entrenador, Imanol Idiákez, con muy buenas intenciones, pero muy justo de experiencia, y se continuó sufriendo una avalancha de lesiones (Papu, Álvaro Vázquez, Marc Gual…) que se han sumado a las que venían de lejos, como son los casos de Eguaras o Raúl Guti, o a la última de Grippo, con rotura del cruzado. Muchas ausencias, demasiadas, que han terminado por pasar factura. El Zaragoza es un equipo irreconocible, con muchos defectos e inapreciables virtudes.
Se prescindió de Idiákez y el director deportivo Lalo Arantegui apostó por un técnico con dilatadísima experiencia como Lucas Alcaraz, pero el revulsivo no ha surtido un efecto inmediato. Dos partidos, dos derrotas. Alcaraz tiene cuerda suficiente para sacar al Zaragoza del pozo, pero va a necesitar tiempo para levantar a un equipo que físicamente está hecho unos zorros y que padece el virus de la desconfianza.
Lo más grave, quizá, es que el Zaragoza de Alcaraz es el mismo de Idiákez. Casi los mismos nombres, casi el mismo estilo. Queda por delante casi tres cuartos del campeonato, pero la situación del equipo es altamente preocupante: tres puntos de los últimos 24 y una Romareda que se ha vuelto a convertir en la casa de los horrores.
La escuadra aragonesa colapsó hace dos meses y su crisis no deja de crecer