Victoria made in Setién
Veinte años después, el Betis volvía a ganar en el Camp Nou cuando menos se esperaba. ¿Menos? No. Aquellos que siguen confiando en Setién sabían que, con el cántabro de por medio, todo es posible. Apenas 14 meses después de comenzar a competir como entrenador del Betis, Quique cerró el círculo para ganar en Can Barça, el Bernabéu y el Sánchez Pizjuán Santísima Trinidad de templos asaltados para éxtasis del aficionado verdiblanco. Por encima de cualquier individualidad, siempre lo ha hecho el cántabro apoyado en una identidad futbolística propia y una idea de juego asociada al balón, cuya titularidad y buen reparto arrebató esta vez nada menos que al club del que mamó la filosofía: el Barcelona. Repaso táctico el que Setién le dio a Valverde de principio a final.
Una victoria grande y con tremenda personalidad, respondiendo con un puñetazo en la mesa a cada intento de reacción azulgrana y con cuatro goleadores diferentes (Júnior, Joaquín, Lo Celso y Canales), metáfora de un ejercicio coral que sigue estando muy por encima de las invididualidades, aunque brillara sobre todo un estilete zurdo llamado Júnior y que también hiciera su mejor partido, el primero de verdad bueno desde que llegó al Betis, el mediocentro portugués firmado a precio de oro William Carvalho. Este Betis, en todo caso, guarda su gran tesoro allí donde se cuecen las estrategias y el plan, en los entrenamientos y la pizarra. Por mucho que se empeñen en quitarle el mérito, este triunfo, como tantos otros de calado en los últimos tiempos, tiene nombre y apellidos: Enrique Setién Solar.