AS (Las Palmas)

El Madrid se pasea en un derbi de guante blanco

Deck desactivó a Gentile ● El Joventut le espera en semifinale­s

- RICARDO GONZÁLEZ

El Movistar Estudiante­s aceptó el toma y daca y presentó un partido de guante blanco: le aguantó un cuarto al Real Madrid (29-27). Los de Laso acabaron con 13/27 en triples (48,1% de acierto) y capturaron 21 rebotes más que su rival. En semifinale­s, la Penya de Laprovitto­la.

Habíamos vendido rivalidad canchera, pero en el Movistar Estudiante­s no querían ver ni en pintura al Madrid. Y menos tras ganarle en Liga y anular el elemento sorpresa. Esperaban en la Copa lo que encontraro­n, al campeón de Europa, un adversario distinto, que cambia el gesto y se le retuerce el colmillo cuando huele un trofeo, aunque sea a la distancia. Dos datos: 13 de 27 de tres y 21 rebotes más.

Fue un derbi de los de ahora, con su envoltorio moderno, aunque pretendía recuperar la pasión de los de antes. Y fracasó ahí. No vimos la fe colegial de antaño en las hazañas, cuando afrontaba retos tan difíciles que parecían hasta posibles. La convicción se perdió en el camino frente al peso de la realidad. El Estu ejecutó, además, un partido de guante blanco, que siempre es un guiño al vecino. Pocos contactos, menos defensa y mucha velocidad. El Real bailaba en su salsa, liberado y a un ritmo que pocos pueden seguir. Partía, además, con ventaja: por primera vez en una fase final copera su afición se impuso por goleada, en número (más de 3.500) y en cánticos. Y eso también va en el haber de los de Laso, que contagian pasión. Ayudó que la hinchada baskonista andaba alicaída, ensimismad­a en el trompazo que se habían dado los suyos frente a un renacido Joventut.

El derbi arrancó a toda pastilla y el Madrid se vio con 26 puntos anotados y 10 arriba en 8 minutos. Deck agarraba la brillantin­a, en ataque y en el cara a cara con un Gentile al que desactivó. Se miró al espejo y se gustó, en primera línea de foco por un día. Campazzo y Ayón tenían mando en plaza y el Estu todavía energías para una respuesta. Un 2+1 de Brizuela y un triplazo de Clavellito sobre la bocina cerraban el cuarto en un puño: 29-27. Estaba ahí, pero era el mismo combate en distinto asalto, la misma dinámica con nuevos protagonis­tas por las rotaciones.

No hacía falta adivino que predijera nada en ese toma y daca. Apareció Taylor para dar un relevo de calidad a Deck, ya estaba Llull, Tavares intimidaba y Rudy encadenaba dos minutos mágicos. La brecha se abría y no dejaban de manar buenas acciones, a borbotones. Del 46-32 al 81-54 y al 94-61. De ganar a apabullar y la grada se dio a la canción con todo su repertorio, del “cómo no te voy a querer…” al más hiriente “humillació­n, en el pabellón”.

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TRIPLE. Los jugadores en el banquillo del Real Madrid celebran un triple. Los de Laso acabaron ante el Movistar Estudiante­s con 13/27 desde la línea de 6,75.
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