AS (Las Palmas)

Gameiro, que hizo el 1-0, pudo sentenciar en el 95’ de penalti

- CONRADO VALLE /

La Real Sociedad arañó un punto en Mestalla casi en el infinitivo del partido y más allá. En el minuto 101 para ser exactos. Oyarzabal, de penalti, evitó la derrota de los suyos, que en verdad por sensacione­s no la merecían, y dejó al Valencia con esa cara de incredulid­ad –por no decir de otra cosa– con la que acabó tantos partidos el año pasado. Pero entre que Moyà estuvo inspirado, sobre todo cuando tenía enfrente a Guedes, que a los de Marcelino las piernas le fallaron y que Gameiro erró un penalti en el 95’, al Valencia se le esfumaron dos puntos con los que habría llevado mejor su crisis interna y que hoy tiene en el caso Rodrigo su reflejo.

Las miradas en Mestalla, de hecho, estaban puestas de primeras en Rodrigo, que a su relato de misterio le dio un toque romántico por lucir el brazalete de capitán y al que Mestalla decidió un sincero aplauso cuando fue sustituido. Lo dicho, Rodrigo acaparaba la atención por aquello de que se iba, no se fue y veremos si se queda y, como intuía Marcelino, al Valencia le costó darse cuenta que LaLiga había empezado.

De ello y de la baja de Dani Parejo se aprovechó la Real Sociedad, a la que le faltó colmillo en los últimos metros para llevarse algo más que un empate in extremis.

Kondogbia y Coquelin son buenos peloteros, de los mejores en lo suyo, pero diferentes a Parejo. De ahí que los de Imanol, sin nada más en lo que pensar que en jugar, entraron y acabaron el partido mejor plantados, con más presencia ofensiva. Con Odegaard opositando a ser líder entre los donostiarr­as y con Oyarzabal demostrand­o que ya lo es.

Aún así los blanquineg­ros se fueron metiendo a fogonazos de Gameiro y Guedes. Moyà, en este sentido, aunque el control fuera de los suyos, acabó siendo el mejor entre los vascos. La Real Sociedad ronroneaba por el área de Cillessen. Pero a los de Imanol les faltaba pegada -como en la ocasión que tuvo Willian José al filo del descanso-; una pegada que sí tuvo el Valencia, que se adelantó por obra de Gameiro tras una acción por banda derecha de Wass. Ese gol se marcó en el 57’ y se validó en el 63’ por los tiempos del VAR. Ello y otras pérdidas de tiempo prolongó el partido hasta 8’ más allá del 90’ y al Valencia, que llevaba rato pidiendo la hora, se le hizo muy largo el partido. Gameiro erró un penalti; Isak, que alteró el partido con su presencia, provocó una falta al borde del área de la que nacieron las manos de Coquelin... Penalti y gol.

La clave

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