Denis hurga en la herida de un Valencia en crisis
Toro liquidó el encuentro con un tanto con la espuela
Marcelino debe estar que trina. El caso Rodrigo le está salpicando demasiado, su equipo parece distraído ante tanto ruido en la calle y, para más inri, Denis le amargó la noche. El salcedano pudo ser che este mismo verano y, de hecho, el técnico asturiano intentó convencerlo hasta el final. Pero las extrañas de la directiva por su vida extradeportiva y la intromisión del Celta, el equipo de su vida, truncaron los deseos del entrenador.
La jugada que se inventaron los locales al cuarto de hora fue para enmarcar. Cuando
Aspas y Denis se juntan hasta el mar se detiene. Entre los dos torearon a la zaga che y Fernández dio el estoque. De espuela a la red. Balaídos coreaba el famoso ‘uruguayo, uruguayo’ en honor al sustituto de Maxi, quien observaba la imagen con nostalgia. Balaídos siempre le traerá buenos recuerdos, pero la noche de ayer, la de su debut con el Valencia, fue para olvidar.
A pesar de la ventaja, el Celta no se achicó. Siguió con el mismo ímpetu y con una asombrosa claridad de ideas. Aspas tuvo el segundo en su bota izquierda, pero en el último momento se interpuso Paulista, ya con Cillessen batido. Una acción de Wass reactivó a los visitantes. El danés, muy activo durante todo el choque, obligó a Rubén a emplearse a fondo y los de Marcelino acabaron la primera parte con brío.
Fue un espejismo, ya que en la reanudación se repitió el panorama de la primera media hora, con el Celta volcado sobre la portería de Cillessen y el Valencia sobrepasado. Ni la entrada al campo de Rodrigo, que sorprendentemente fue suplente, cambió el guión.
Cillessen. Sólo la inspiración del meta holandés evitó un triunfo más holgado de los olívicos. Evitó el doblete de Toro y luego se ensañó con su amigo Denis, el virguero de la noche. Le sacó una mano imposible y le paró un penalti. Antes de la pena máxima pudieron empatar los ches. Falló Parejo a bocajarro tras un gran pase de Wass. Definitivamente no fue la noche valencianista. La herida sigue abierta.
Sorpresa inicial Rodrigo comenzó el encuentro sentado en el banquillo