El derbi lo jugamos todos

Alguien debería explicarle a Williams que el derbi vasco no hace falta calentarlo, que ya viene caliente por sí sólo, porque es uno de los dos grandes clásicos que podemos vivir cada temporada en Euskadi. Partidos especiales que siempre se viven con intensidad entre los aficionados, porque una derrota o una victoria te cambia radicalmente tu estado de ánimo. A mí, de hecho me encanta. No debe ir más allá. Y no tiene sentido echarle más leña al fuego, porque en hoy tenemos la piel sensible.

Porque Iñaki, el derbi vasco lo jugamos todos. Y cuando digo todos me refiero a jugadores, entrenadores, directivos, trabajadores y aficionados. Y da igual de dónde sea uno u otro que el derbi se vive de la misma manera: con pasión y mucha ilusión. Y aquí no hay envidias por tener más o menos gente de casa, aquí hay envidias por ganar o perder el derbi, que eso sí que escuece. Por tener que ‘aguantar’ a los del otro lado de la A-8, más que nada. Nadie se acuerda después con cuántos jugadores de Lezama o Zubieta cuando has ganado al eterno rival. Pero es que, además, lo bonito de los derbis vascos es que tanto en Real y Athletic siempre juegan mucha gente de casa. Y eso le da otro picante, porque esos jugadores ya se han enfrentado en otros clásicos en categorías inferiores, y llegan sabiendo muy bien lo que hay en juego. Este año ocurrirá lo mismo. A disfrutarlo.