Rodrigo y Alcáce
Doblete de los delanteros de Valencia y Dortmund ● España acaricia la Euro tras su sexta victoria
Sé de uno que se acercó a presenciar en directo el final de etapa de la Vuelta en El Acebo y que tres horas después respiraba Asturias por los cuatro costados en el estadio El Molinón-Quini cuando las selecciones de España e Islas Feroe saltaron al césped. No les quiero ni contar lo que vivió poco después, cuando la grada empezó a aplaudir como si no hubiera mañana. Era el minuto 9 ("Ahora, Quini, ahora", se gritó), el nueve que lució el Brujo en su camiseta, el que sirvió para recordar a un grande del pasado que nos da impulso hacia el futuro. Por cierto, España ganó por 4-0 y tras seis victorias acaricia ya el pase a la Eurocopa. La victoria se daba por descontada, que me perdonen los internacionales nórdicos. Hay veces que la emoción juega al margen de clasificaciones y estadísticas.
Si acudimos a estas, una de ellas queda ya grabada a fuego en la historia de la Selección: los 167 partidos internacionales que suma Sergio Ramos, con lo que alcanza a quien fuera su compañero en el Real Madrid Iker Casillas.
Ramos fue uno de los dos jarrones que Robert Moreno no cambió de sitio respecto al partido de Bucarest. El otro fue Rodrigo Moreno, cuyas acciones cotizan al alza en la Selección. El resto del equipo sufrió una revolución casi anunciada por quien pretende hacer de La Roja una rotación en la que lo único que importe sea el aquí y el ahora. Nada se da por sentado, nadie tiene plaza fija. Ese es el mensaje de Moreno.
Rodrigo era, además, uno de los tres ingredientes valencianistas en el once inicial. Gayà y Parejo completaban ese trío que permite sacar pecho a los aficionados che que, tan acostumbrados a los sobresaltos de su directiva, agradecen el bálsamo de la Selección. Ningún otro club tenía tanto peso en el equipo titular como ellos. Rodrigo fue también quien abrió la goleada de España. Lo hizo tras empujar a puerta vacía el pase de Oyarzabal en una jugada en la que los árbitros desafinaron. El del Valencia estaba en posición de fuera de juego e hizo por ir a por el balón, pero el polaco Jakubik se fijó sólo en el momento del pase de Oyarzabal, así que...
Habían bastado doce minutos para romper el 5-4-1 con el que Lars Olsen pretendía retrasar lo que parecía inevitable, que España marcara. Para mayor amenaza, Moreno apostó por toque a granel, con Rodri, Parejo y Thiago como eje del 4-3-3. Klaement Olsen era una isla en ataque y su gol ni siquiera lo contemplaban las casas de apuestas,