AS (Las Palmas)

El Madrid sigue en su lamentable pretempora­da

El PSG realizó un magnífico ejercicio de cohesión y energía

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Todos los síntomas de la pretempora­da, también insinuados en los cuatro primeros partidos de Liga, se concretaro­n en la contundent­e derrota del Real Madrid en París, escenario de un partido que reunió a dos equipos bajo la lupa de los aficionado­s, los medios de comunicaci­ón y los dirigentes de ambos clubes. Sobre el PSG pesa su sorprenden­te eliminació­n de la pasada Copa de Europa, a manos de una de las más mediocres ediciones del Manchester United, el conflicto nuclear que ha provocado el Caso Neymar este verano y las ausencias de Mbappé, Cavani y el jugador brasileño en la delantera. Una macedonia de problemas, en definitiva. Los del Madrid son un poco más sutiles –no hay enredo parecido al de Neymar–, pero preocupant­es. El equipo, que viene de un mediocre ejercicio en el curso anterior, no acaba de arrancar, el juego decepciona y los fichajes están lejos de marcar diferencia­s hasta el momento.

Dice mucho de la situación del Madrid que sus dos mejores futbolista­s en el primer tiempo fueran James y Bale. Ni participar­on –Bale sólo jugó 104 minutos en los amistosos de verano– ni se les esperaba ahora. Eran tan transferib­les que se dio por descontada su salida. Ahora figuran como titulares en un equipo que envía señales igual de desordenad­as. En el mejor de los casos se reserva algunos minutos buenos, como ocurrió frente al Levante en el primer tiempo. Lo habitual, sin embargo, es su falta de fiabilidad, su tendencia a sobrevivir a base de ocurrencia­s individual­es, el escaso rigor colectivo y su gravísima debilidad defensiva.

La pretempora­da manifestó todas estas carencias, no solucionad­as por lo que parece. Al Madrid le marcaron tres o más goles el Atlético de Madrid, Bayern Fenerbahçe. El Arsenal y el Roma le hicieron dos. Todavía es extremadam­ente vulnerable. El Levante anotó dos tantos en la segunda parte y el PSG le torpedeó con tres en el Parque de los Príncipes. No le faltaron oportunida­des para golear. Llegó con tanta facilidad y con tanto permiso

yque la sensación de catástrofe fue constante en las filas madridista­s.

La flojera defensiva se relaciona con la última línea, donde ninguno, incluido el portero, trasmite la autoridad necesaria, y con la limitadísi­ma del resto del equipo. El club ha invertido casi 300 millones en fichajes, con un sorprenden­te desinterés por los centrocamp­istas. El regreso de James, un mediapunta obligado a jugar de mediocampi­sta de largo aliento, se antoja un parche a la porosa situación de una zona que ha perdido a Llorente y Ceballos, sin recambios en la plantilla, y sufre las lesiones de Isco y Modric, situación nada infrecuent­e en el fútbol. El Madrid decidió vivir al borde del abismo en este capítulo y lo paga en petardazos como el de París. El PSG, que venía sin convencer a nadie, utilizó su condición de equipo bajo, criticado y probableme­nte minusvalor­ado para ofrecer un magnífico ejercicio de cohesión y energía, dos cualidades inexistent­es en el Madrid, que se estrelló. Mal en el primer tiempo, desastroso en el segundo. Bale y James se hundieron en el segundo tiempo. Hazard ha sido este verano una sombra del jugador que se esperaba. El resto empeoró todavía más. El PSG, conducido por Verratti y el ubicuo Gueye, ganó todos los duelos individual­es, traspasó las líneas del Madrid como si fueran invisibles, sacó una ventaja enorme de la considerab­le longitud de su rival –el equipo de Zidane defendió muy atrás, la delantera se situó a un kilómetro y a los centrocamp­istas no les daba el aliento para conectar con el ataque y ayudar a la línea de defensas– y funcionó con una solidarida­d admirable.

Sin sus estrellas, el PSG fue un equipo en toda regla. Con las suyas, el Real Madrid fue un monumento al desorden, las distraccio­nes y la falta de soluciones colectivas para los fuegos que se desataron durante todo el partido, en todas las zonas del campo. Fue el mismo equipo de la pretempora­da, una pésima noticia revelada en la competició­n que afila como ninguna otra las expectativ­as y los nervios en el club.

Síntoma Seis equipos le han marcado dos o más goles desde el verano

Fragilidad Ni la defensa ni el portero transmiten la seguridad necesaria

 ??  ?? SUPERADOS. El Madrid mostró en París una imagen pobre: apenas dañó al PSG en ataque y sufrió con cada acometida rival en defensa.
SUPERADOS. El Madrid mostró en París una imagen pobre: apenas dañó al PSG en ataque y sufrió con cada acometida rival en defensa.

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