AS (Las Palmas)

“Si eres trans y destacas, creen que hay ventaja”

Alba Palacios juega en el Samper tras ser la primera transexual federada en España

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EI fútbol se presenta muchas veces como un salvavidas. Para Alba así lo fue. Este deporte siempre supuso una vía de escape y ahora también le ha servido para derribar estereotip­os. Atrapada en el cuerpo de Álvaro, estuvo ligada al fútbol desde muy pequeñita, creciendo su pasión por este deporte a la vez que aumentaba su deseo por ser mujer. Ambas cosas llegaron, tras mucha lucha. Ahora, es mujer y futbolista, aunque para conseguirl­o ha tenido que pasar por largos procesos burocrátic­os. En el fútbol, su primer problema lo encontró en el DNI. La Ley de Identidad de Género no permite que una futbolista esté federada hasta que tenga el nuevo documento de identidad. Sin embargo, y a pesar de estar en trámites para tenerlo, la Comunidad de Madrid y la Federación Madrileña le ayudaron para que pudiese competir. Añadieron a su ficha el nombre de ‘Alba’ y, así, pudo jugar la temporada pasada, siendo la primera trans federada en España.

En el caso de competicio­nes como los Juegos Olímpicos los requisitos cambian. Para competir se pide un nivel de testostero­na menor a 10 nanomoles por litro de sangre. “Yo tengo 12, pero una mujer normal tiene entre 15 y 90. Entramos aquí en la polémica de las intersexua­les, con un nivel de testostero­na muy alto. Para mí, el deporte no se debe regir por sexos sino por nivel de testostero­na”, indica. Con su DNI ya en regla, Alba ya no es más Álvaro. A sus 34 años, juega en el Samper de Primera Nacional (equivalent­e a Segunda B), con el principal problema en sus rivales. “Los equipos se quejan porque dicen que tengo ventaja. Si yo soy trans y el fútbol no se me da bien, no pasa nada. Si eres trans y destacas creen que hay ventaja. No saben que para ser mujer he bajado mi nivel al máximo. No pasa con los chicos trans, que si no controlan su hormonació­n pueden ser acusados de dopaje”, afirma.

Alba se expuso a esta hormonació­n, “con muchos peligros” para su cuerpo, impulsada por el fútbol, tras ver jugar a unas niñas cuando estaba en un equipo masculino. “Empecé el tratamient­o en marzo y, en abril, ya no era igual.

Perdí fuerza y músculo y terminé en el banquillo porque bajé mi nivel. Di el paso a un club femenino cuando empezaron a tratarme como una chica”, relata. Ahora, es una más en su equipo. “Las diferencia­s entre fútbol masculino y femenino son la testostero­na y la fuerza. Ser trans, por ejemplo, es más fácil en un equipo femenino porque ellas son más empáticas”, sentencia Alba, que ahora alega sentirse viva. Ahora, por fin, es mujer.

Vestuario “Ser trans es más fácil en un equipo femenino porque ellas son más empáticas”

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