Montaña de inicio a fin
El Tour 2020 se decidirá en una crono en La Planche des Belles Filles
Un Tour íntegramente en Francia, con montaña de principio a fin y en el que la única prueba contra el reloj será en la penúltima etapa, con final en la dura ascensión a La Planche des Belles Filles. Así es el recorrido de la edición 2020 de la grande francesa, que se disputará del 27 de junio al 19 de julio, fechas adelantadas por los Juegos de Tokio. Un trazado que se desveló ayer en un Palacio de Congresos de París abarrotado por más de 4.000 espectadores, entre los que estuvieron Egan Bernal, presentado bajo una gran ovación (él respondió con una reverencia), muchos nombres del ciclismo francés como Alaphilippe, Pinot, Bardet… y un Chris Froome que, aún sin competir tras su grave caída en el Dauphiné, apareció con una leve cojera.
Todos descubrieron, tras recordar la edición del año pasado (“una de las más emocionantes”, enfatizó el director Prudhomme), una carrera que no dará tregua. Con cierto aroma a Vuelta por sus etapas cortas, cimas inéditas, rampones e intento de que todas los capítulos tengan su ‘trampa’. La Grand Départ sureña de Niza (la ciudad tendrá tres salidas) contará con una etapa inicial para esprínters y ya en la segunda jornada se vivirá un examen de media montaña con 4.000 metros de desnivel con el objetivo de que se pelee la general desde el principio.
En alto. Es más, en la cuarta jornada aparecerá el primer final en alto, con recuerdo al duelo entre el fallecido Ocaña y el hospitalizado Merckx, en el alto en Orcières-Merlette, 7,1 km al 6,7%. “Este año no queremos espantar a los esprinters, pero habrá pocas jornadas completamente llanas”, había avisado el director técnico, Thierry Gouvenou.
No mentía, porque en la sexta habrá otra meta en una cima, la del Mont Aigoual, el remate a tres puertos encadenados que enlazarán hasta convertirse en prácticamente 34 km de ascensión. Será camino de los Pirineos, protagonistas del segundo fin de semana, con dos jornadas, sábado 4 de julio y domingo 5: la primera con Balès y Peyresourde; y la dominical, con Hourcere y Marie-Blanque.
Tras la jornada de descanso, la carrera se trasladará a la costa atlántica, a las islas de Oleron y Ré, con un recorrido en el que el viento amenaza con ser el gran protagonista. Tampoco se olvidará el Tour de homenajear al recientemente fallecido Jacques Chirac, con la etapa más larga y única que pasa de 200 km (218) con final en Sarran (donde está enterrado). Esa segunda semana también tendrá momentos claves en los finales de Puy Mary y Grand Colombier.
La traca final será descaradamente montañosa, con una jornada el 14 de julio con cinco puertos y final en Villard-deLans, para dar paso a una de las grandes novedades al día siguiente, el Col de la Loze, una prolongación de la estación de Méribel, que deja una subida de 21 km al 7,8%, los cuatro últimos durísimos y superando los 2.300 metros de altitud. Todo, tras haber pasado antes la Madeleine (17,1 al 8,4%). Etapa reina.
Trampas El recorrido recuerda a la Vuelta por la falta de etapas de transición
Novedad La única contrarreloj se disputa en la penúltima etapa
COL DE LA LOZE, NUEVO COLOSO
Desenlace. Pero aún quedará otro día de montaña (cuatro puertos camino de La Roche-Sur-Foron) y la decisiva crono con final en La Planche des Belles Filles, con 30 km para especialistas y los últimos seis de ascensión a esta subida en los Vosgos con rampas del 20%. Terreno en el que la organización sueña con vivir un mano a mano individual entre los aspirantes que sigan con opciones de llegar de amarillo a París. A falta de puertos históricos como el Tourmalet, Alpe d´Huez, Mont Ventoux… el Tour de Francia presentó a su nuevo coloso. El Col de la Loze, en los Alpes, se muestra como la abrumadora llegada a más altitud de la próxima edición (2.305 metros). Se trata de una continuación, en un tramo pensado sólo para el ciclismo, de la estación de esquí de Méribel, que en total son 21,5 km al 7,8%, con tramos que alcanzan en varias ocasiones el 20%.